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Época de crisis

Alejandro Cortés González-Báez.- Tal parece que, una de las pocas cosas en las que todos estamos de acuerdo, es en que nos encontramos en una época de crisis. La palabra crisis es aplicable a casi todas las realidades: Políticas, internacionales, nacionales, familiares, matrimoniales, personales, eclesiásticas, educativas, de valores y virtudes, de sanidad pública y personal, económicas, amorosas, morales, de la paz social, en fin…

Cuando se presentan estas situaciones nos encontramos en estado de inestabilidad y, por lo mismo, en desventaja ante los ideales que todos tenemos, pues sabemos que la paz y la seguridad van de la mano, y cuando descubrimos el de-sorden y la pérdida de todo aquello en lo que solemos depositar nuestra seguridad, nos sentimos en peligro y con miedo.

En mi muy personal forma de pensar, me parece que una de las crisis más dañinas estriba en la pérdida del respeto. Estoy convencido de que toda relación interpersonal debe fundamentarse en el respeto y resulta evidente que en la mayoría de los conflictos en que nos encontramos involucrados estas faltas se hacen presentes, especialmente por la falta de control emocional tan común en las personas con carácter débil, aunque muchos piensan, equivocadamente, que una persona enojona tiene un carácter fuerte.

Cuando hablamos de la tolerancia mucha gente reacciona como si estuviéramos tratando sobre ropa. La ropa que me interesa es la que me gusta y la de mi talla. De igual manera, la tolerancia la aceptan y la defienden si está de acuerdo a su muy personal forma de pensar y de actuar; de lo contrario, la rechazan por considerarla como una agresión a sus esquemas personales.

Está claro que los argumentos son válidos por la verdad que contienen más que por la persona que los dice, pero también es cierto que lo dicho por un sabio suele ser más creíble que lo que comenta un ignorante.

Por eso copio un pequeño semblante de Mons. Fulton John Sheen, quien fue un arzobispo estadounidense de la Iglesia Católica.

Ocupó el ministerio de obispo titular en la Diócesis de Rochester y al renunciar unos meses antes de cumplir la edad fijada por el ordenamiento canónico fue nombrado Arzobispo titular de Newport, en Gales. Fue muy famoso y seguido mundialmente por su programa de radio. Hablando sobre la tolerancia dijo:

“No hay otra materia en la cual la mente promedio esté más confundida que la cuestión de la tolerancia y la intolerancia. La tolerancia solo aplica a las personas, nunca a los principios. La intolerancia solo aplica a los principios, nunca a las personas. Debemos ser tolerantes con las personas porque son humanos; debemos ser intolerantes sobre los principios porque son divinos. Debemos ser tolerantes con los que están equivocados, porque la ignorancia pudo haberlos desviado; pero debemos ser intolerantes con el error, porque la verdad no es obra nuestra, sino de Dios”.

Yo solo añadiría abundando un poco en estas ideas, que la tolerancia tiene límites, pues hay situaciones que no se deben permitir.

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