Carlos Villalobos.- En menos de una semana, México ha sido noticia a nivel internacional por temas relacionados con la ciberseguridad interna. A pesar de que se niegue o se minimice, es importante tomar cartas en el asunto, desde el presidente hasta quien escribe estas líneas, estamos expuestos en el internet.
Es ocioso culpar, denostar y señalar lo obvio, ya se había anunciado que algo así podría suceder; sin embargo, nunca estuvo presupuestado que fuera de esta magnitud. Es tanta la información filtrada, que hacen falta casi tres días para descargar los 6 terabytes de información.
El daño está hecho, no se va a poder reparar ni esconder lo que sucede; sin embargo, estamos en un momento ideal: gran parte de los medios de comunicación están acudiendo a expertos en el tema, se está tratando en las altas esferas y de acuerdo a un par de charlas con personas fuera del ciberespacio, mostraron real preocupación acerca de este tipo de temas.
En primer lugar, urge que desde la federación hasta el municipio más pequeño del país, se aumente el presupuesto destinado a la prevención y atención en temas de ciberseguridad. Además, es necesaria la creación de instituciones que de forma preventiva empiecen a promover la ciberseguridad y el cuidado de datos personales.
Urge empujar desde los congresos locales y desde el Congreso federal que se impulse una ley de ciberseguridad.
No me malentiendan, el contar con reglas y normas en este ámbito posibilita ver nacer a las instituciones necesarias para salvaguardar nuestros datos en línea, provocando un efecto de dos bandas: la protección de ciudadanas y ciudadanos frente al estado, así como el establecimiento de fronteras de actuación de las autoridades. Con esto, podremos tener certeza que las autoridades no actuarán más de la cuenta y garantizar que los ciudadanos gocemos del derecho que es navegar en internet de forma segura.
El par de puntos anteriores parecerían disparates; sin embargo, forman parte del Entendimiento Bicentenario entre México y Estados Unidos, el cual hace especial énfasis en la cooperación binacional en materia de ciberseguridad. El mismísimo Antony Blinken, secretario de Estado de Estado Unidos, ha insistido en que México ponga el dedo en el renglón.
Este pasaje puede ser un aprendizaje, en esta ocasión fueron hacktivistas cuyo objetivo es que “la verdad salga a luz”(lo que sea que eso signifique); sin embargo, la próxima vez el país no podría correr la misma suerte, ya que pudieron haber sido terroristas o gobiernos extranjeros y en ese escenario, así como dicen en mi pueblo “que dios padre nos agarre confesados”.
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