Inicio LA OTRA NORMALIDAD Tiempos de incertidumbre

Tiempos de incertidumbre

Jorge Quintana.- En diferentes medios de comunicación y por otras vías de información nos estamos enterando de las dificultades que sufre la comunidad mundial.

Primero la pandemia, que durante dos años aisló a los integrantes de la sociedad mundial y entorpeció el flujo de las cadenas de suministros y, claro, la fabricación y producción de bienes de consumo, de alimentos; en fin, se produjo una crisis de suministro que, a la fecha, seguimos padeciendo.

Luego vino la guerra, la invasión de Ucrania por Rusia, en el afán de Putin de regresar al antiguo régimen de repúblicas socialistas, aunque este último solo sea un nombre que no refleja el sistema económico al que se refiere.

Con la guerra empezaron a escasear los granos, cereales, el gas y los combustibles fósiles, lo que hoy refleja un alto costo para los consumidores del mundo, incluidos los mexicanos, porque el subsidio del impuesto a los combustibles conocido como IEPS, no se está recolectando y se ha convertido en una pérdida bastante importante para los mexicanos, a fin de cuentas, dejar de percibir más de cuatrocientos mil millones de pesos por el importe del impuesto mencionado, se refleja en el estado de bienestar de las y los mexicanos.

La inflación cabalga por el mundo y, por supuesto, los más pobres resienten con mayor impacto el alza en los costos de la canasta básica y en el sistema de economía familiar.

Subsidiar la gasolina beneficia más a los que más consumen y no a la clase media o baja, que tienen vehículo para satisfacer necesidades de transporte, no son vehículos de lujo, menos modelos recientes, y la clase alta, los dueños de la riqueza, reciben el mismo subsidio.

Así pues, en Estados Unidos de América, en España, en Francia, en Europa, en Asia y en todo el mundo se refleja la inflación, sin que hasta hoy se encuentre un remedio. O al menos, medidas que disminuyan el impacto de ésta en la microeconomía.

De poco han servido los aumentos al salario cuando éstos son rebasados por la inflación y la canasta básica se va reduciendo cada día mas.

Pero Europa y Estados Unidos gastan miles de millones de euros y dólares en armamento para apoyar a Ucrania; mientras que México no canta mal las rancheras, apoyando a países centroamericanos con copias de programas sociales que se pactan en millones de dólares.

¿Se ha puesto a pensar lo que significaría para Juárez y sus habitantes treinta millones de Dólares, que se entregan a El Salvador y que lo más seguro su presidente ya cambió por bitcoins?

Treinta millones de dólares cambiarían la infraestructura urbana, resolverían el problema del drenaje pluvial, se resolvería el déficit de pavimento y se mejoraría sustancialmente el sistema de trasporte público.

No tocaremos el problema de violencia e inseguridad que se está convirtiendo en el mal mayor del sexenio.

Esta es la realidad del mundo y parece que nadie tiene la sensatez para emplear el sentido común y acabar con los flagelos de la guerra, de la violencia y del sistema económico.

Entre tanto, los gobernantes se distraen en reuniones de protocolo y viajes estériles, tal como si no terminara aún la campaña.

Al tiempo pagaremos todos la insensatez de algunos.