Padre Eduardo Hayen.- La construcción de un puente elevado en el Centro Histórico de Ciudad Juárez es una decisión que da mucha pena. El beneficio es para Ferromex y para el gobierno municipal, pero no para los visitantes, comerciantes y habitantes del centro histórico.
En el año 2014 se estableció un plan maestro para el desarrollo de la zona del Centro, en el que se propuso la construcción de varios pasos a desnivel para permitir el tránsito del ferrocarril y el libre tráfico vehicular. Uno de esos pasos a desnivel es en el cruce de las calles Vicente Guerrero y Francisco Villa.
Con la construcción del puente elevado –propuesto por no sabemos quién, y sin hacer una consulta ni socializar el proyecto– aquel plan maestro que había sido puesto en consenso, se manda a la basura y se empieza un proyecto que deteriorará la imagen de la zona y afectará la movilidad peatonal, el comercio, los monumentos históricos y religiosos de la ciudad. ¿Por qué no se consultó el proyecto con las organizaciones de la sociedad civil y se decidió, en cambio, por unas cuantas personas?
Hace unos días fui invitado a respaldar una rueda de prensa a la que convocaron organismos sociales. En ella las diversas cámaras empresariales –Canaco, Coparmex, Canacintra, Desarrollo Económico y Grupo 32000, al que pertenezco–, manifestaron su postura de rechazo al proyecto del puente elevado y la petición de respeto al proyecto original del 2014, que es la construcción de un paso a desnivel que favorece al comercio, la movilidad peatonal, la seguridad y el entorno, y que no representa más gasto que el que abarca la construcción del puente.
Como párroco de la Catedral, y viendo el deterioro del Centro, me sumo a la petición de estos organismos.
En muchas ocasiones los gobiernos estatal y municipal se han pronunciado por el rescate del Centro Histórico de la ciudad y han reiterado que es de vital importancia. Sin embargo, los esfuerzos por fortalecer y embellecer la zona no se reflejan en acciones como la de construir un puente elevado que no sólo afectará gravemente al comercio, sino que deteriorará la imagen urbana, que es histórica. ¿Podemos imaginar un puente elevado por encima del centro histórico de la Ciudad de México, o de cualquier ciudad donde haya plazas, museos, monumentos y zonas peatonales? Es absurdo.
Cuando se quiere detonar el desarrollo del centro de una ciudad, se busca darle belleza mediante parques y jardines, fuentes, zonas para transitar a pie, donde las personas puedan pasear con sus familias y puedan visitar los atractivos de la ciudad. Pero los puentes en esas áreas las deterioran, muere el comercio y se vuelven refugio de indigentes y drogadictos.
Quienes habitamos en el Centro y prestamos nuestros servicios a los visitantes –en mi caso son servicios religiosos– no nos oponemos a la realización de proyectos de infraestructura. Al contrario, deseamos que vengan esos proyectos para el Centro. Sin embargo, la manera de realizarlos debe ser para embellecer y no para afear la zona.
Un ejemplo es el túnel de la avenida 16 de Septiembre en donde, al enviar el tránsito vehicular de modo subterráneo, se creó toda una zona peatonal que embellece y dignifica el área. ¿Por qué no se puede hacer algo similar a eso, como un paso a desnivel en la calle Vicente Guerrero?
Pidamos a Dios por nuestros gobernantes, para que crezca en sus corazones el amor por su ciudad y que con sus decisiones realicen proyectos que no hagan retroceder los avances que en el Centro se han logrado, sino que preserven lo poco que tenemos de historia para que así se fortalezca nuestra identidad de juarenses.