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Mi amigo “el caballo”

Dr. Fernando A. Herrera M.- Durante muchos años tuve a uno de mis mejores amigos a mi lado en las buenas y en las malas, la chamba nos unía, los paseos dando la vuelta por el pueblo diez veces jamás nos aburrían, pero amábamos viajar juntos por todo el estado para transmitir por radio los juegos de algodoneros de Delicias.

Él tenía, además un programa de deportes y yo otro de noticias. Me enseñó todo sobre el béisbol, incluso a transmitirlo por radio. Era increíble para narrar y la gente decía ver el juego a través de su crónica. Hace tiempo partió de este mundo y aún siento su ausencia; éramos inseparables.

Con el tiempo conocí a su familia y de ellos tengo su amistad y cariño. Hubo un tiempo en que uno de sus hermanos fue funcionario público de alto nivel, después de una exitosa carrera como contador público.

A la salida del gobierno en el que participaba, justo cuando inició la persecución indiscriminada tipo venganza pasional de Javier, utilizaron a un sapo – en realidad utilizaron a varios, unos como sapos y otros como traidores y mentirosos- para tenderle una trampa. Ese sapo en particular lo señalé desde mi columna. El asunto es que este sapo, por salvar su pellejo, empinó, sumiso y obediente a cuanta persona le ordenó el gobierno de Javier.

En una de esas jugarretas el sapo llamó por teléfono a mi amigo y le preguntó: ¿Dónde estás? Mi amigo le dijo: Me atiendo una hernia hiatal (hernia de hiato) en tal parte y en tal lugar el día tal a la hora tal. Pues ahí llegaron por él y lo arrestaron, luego se adornaron a través de los medios presumiendo que estaba huyendo y lo habían atrapado mediante sofisticados procedimientos de inteligencia.

¡Patrañas!, pero, el asunto es que lo encarcelaron. Hoy está libre y después de aciagos años les ha ganado todos los casos ante los jueces de consigna, incluso los ha vencido en los amparos en primera y segunda instancia (esta última definitiva).

Mi amigo sigue con un brazalete y la ciudad por muralla, pero es cuestión de tiempo para que eso también quede atrás.

El tiempo que estuvo injustamente detenido y no solamente él sino muchos de los acusados por los expedientes X, porque de entrada, todos los delitos de los que fueron acusados no ameritaban la cárcel como condición para llevar el proceso penal, un proceso justo y luego de ser vencidos en juicio, que pagara todo aquel que resultara culpable.

En resumen, el procedimiento asumido en la venganza pasional de Javier hizo que pagaran todos, fueran o no culpables, porque estuvieron encarcelados pese a que la ley permitía que se defendieran en libertad y pagaran (como debe ser) insisto, solo los que resultaran culpables.

Mi amigo les aguantó de todo, desde que lo arrestaron sufrió cárcel en solitario, con una hora al día para tomar sol, cárcel en comunidad de maleantes, a los cuales, por cierto, se los echó a la bolsa con humildad y hasta sirviéndoles para ganar su propia comida.

Luego sufrió la tristeza que provoca que quienes crees que son o eran tus amigos se convirtieran en traidores para salvarse y lograron dentro mismo de esa cárcel que le impusieran orden de restricción porque le tenían miedo, cuando lo cierto es que se les caía la cara de vergüenza por falsos e hipócritas.

De mi amigo se sabe que el mismo Javier comentó con su círculo cercano “oigan que hue…s los de este cuate, nos ha aguantado todo y no se rompe ni quiebra. Nos está ganando los juicios y los amparos y a nadie empina ni señala y, lo peor, tampoco le hemos podido demostrar nada.

Jesús Manuel es un hombre joven pero Maduro, su familia es sólida y solidaria. Hay amor en su familia. Sus amigos lo respetamos y queremos. Somos pocos pero suficientes, dice él.

Las historias se saben, las maldades se descubren y los bandidos tarde o temprano pagan sus cuentas. Al que sea perro que lo ahorquen, dice el dicho… pues adelante, que empiece la fiesta.

Terquedades:

Ahí viene otra caravana. ¿Quién paga? ¿Quién organiza? ¿Qué hay detrás de todo eso?

¿Te acuerdas Jaime que me aseguraste a punto de las lágrimas que tú no eras el sapo? Ojalá sepas que los criterios de oportunidad no eximen de responsabilidades, prepárate, por si las dudas.

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