Inicio Perspectiva La condición humana con sus traiciones y lealtades

La condición humana con sus traiciones y lealtades

Dr. Fernando A. Herrera M.- Desde siempre somos víctimas de nuestras debilidades. El padre que fuma y toma siempre aconseja a sus hijos que ellos no lo hagan. Es inusual aprender de lo que oímos porque lo que vemos alecciona mejor.

En el periodismo es igual, depende de con quién aprendas el oficio será la formación que obtengas, aunque hay excepciones que son muy alentadoras. Conozco un periodista que aprendió y trabajó con un salvaje extorsionador y ahora que es propietario de su propio medio su comportamiento es totalmente opuesto al del jefe o socio que alguna vez tuvo.

Aún dentro de los gobiernos ya conformados siempre hay alguien inconforme con las decisiones políticas o de gobierno del que manda y resultan ser funcionarios muy cercanos al jefe, que gozan de su confianza y que tienen un puesto con poder similar y, a veces, en la práctica, hasta superior a ese jefe; por lo que se atreven a jugarle las contras de manera soterrada.

Ejemplos hay muchos, se ha dicho y escrito por muchos periodistas y escritores que Luis Echeverría lo hizo con Gustavo Díaz Ordaz, y le cuajó. Fue presidente. Que Bartlett lo intentó con De La Madrid en 1988, pero no le salió.

Si lo anterior fuera cierto, lo de la famosa caída del sistema y de que también lo callaron, se lo ordenaron a él, luego lo dijo él y lo explicó él, eso le valió cuando se fue de su partido, pero no de la política, porque se pasó al lado contrario y, a la fecha, sigue ocupando posiciones de poder.

Pasando a la política de partidos, hay que decir que es descarnada y hay quienes hacen de todo para alcanzar sus fines. El daño no importa, lo que vale es conseguir el objetivo.

En la política, como en todo, se aprende también de lo que ves hacer a quienes son tus padrinos políticos o los líderes del equipo al que perteneces, también de quienes te permiten estar cerca cuando están planeando una estrategia para ser los favorecidos con las candidaturas a las posiciones políticas y aprendes más y mejor si te dejan ser parte de las acciones y estrategias políticas diseñadas para eliminar a otros de la contienda.

En los partidos políticos se forman grupos y se protegen, pero cuando hay guerra entre ellos ocurren algo que saben pero que aun así dejan que pase: todos pierden. Está demostrado que divididos nadie gana y las traiciones son parte de la tragedia porque los resentidos se van a ayudar a los contrarios para hacer perder al que les ganó la posición que ellos querían.

Otros ejemplos: AMLO no pudo ser candidato a gobernador de Tabasco y se cambió de partido. Le fue muy bien. ¿O no?

Ricardo Monreal no pudo ser candidato a gobernador de Zacatecas, cambió de partido y desde entonces le ha ido súper bien. Ahora es líder en el Senado y presidenciable.

Hay mucha tela de donde cortar. En Chihuahua con el paso del tiempo se ha visto a políticos de alto nivel como exgobernadores entrar a cuartos de guerra de los candidatos opositores, portafolio en mano (¿qué llevan?).

Se conocen celebraciones públicas donde unos y otros, traidores y contrarios, celebran que el correligionario del traidor perdió. El estudio realizado por la UTEP de El Paso, Texas, es una muestra de las cosas que se pueden hacer en aras de perjudicar a alguien desde posiciones de muy alto poder.

Artículo anteriorPercepciones 4T
Artículo siguienteMi amigo “el caballo”