Esther Mejía.- Nuestro país, está por dar un paso acelerado en materia democrática con la despenalización de la marihuana. Es importante precisar que, por décadas, se implementó la política de prohibición de drogas; la cual fue un total fracaso. Como ejemplo, durante el sexenio de Felipe Calderón se registraron 18 homicidios por cada 100 mil personas; el año más violento de ese sexenio fue el 2011, con una tasa de 24 homicidios por cada 100 mil personas.
Las estrategias contra el narcotráfico desarrollaron una crisis humanitaria por mantener una legislatura de oposiciones y por conservar este paradigma heredamos un clima de violencia atroz.
En este sentido, el Gobierno de México, comprometido con la sociedad y en un afán de cambiar este escenario de inseguridad, está por aprobar el uso de la marihuana. En próximos días, pasará a revisión este tema a la Cámara de Diputados.
En este tema, lo pendiente a analizar se refiere a que se permitirá, entre otras actividades (excepto para uso medicinal), almacenar, aprovechar, comercializar, consumir, cosechar, cultivar, distribuir, empaquetar, etiquetar, exportar, importar, vender, plantar, sembrar, portar, tener o poseer marihuana. La Secretaría de Salud, a través del Instituto Mexicano para la Regulación y Control del Cannabis, ejercerá la rectoría sobre la regulación del narcótico, cadena productiva y sus derivados.
Debemos tomar en cuenta que Canadá genera grandes ganancias, empleos formales, impuestos y se crean recursos públicos; en Estados Unidos se produce cannabis. En nuestro país, trabajamos para cambiar las doctrinas contra el uso de este narcótico.
En este tenor, es importante mencionar que se ha estigmatizado mucho el uso de la marihuana. Debemos recordar que este estupefaciente lo introdujeron a nuestro país los españoles y fue utilizado inicialmente para la fabricación de las velas de los barcos y los amarres de los mecates.
Es un mercado industrial enorme, el que se aprovecha en otros países con la producción de cannabis. Debemos precisar que es mayor la dependencia del alcohol y del tabaco que de esta substancia y es mayor el número de muertes por perseguirlas que por consumirlas. El negar el consumo, ha dejado como consecuencias más tráfico, ventas y además la corrupción de elementos de policía.
El autorizar el uso de cannabis es un gran avance en materia de salud, seguridad, derechos humanos y así combatimos la delincuencia organizada. Acabamos con las legislaturas de prohibiciones y daremos paso a una responsable regulación en esta materia.