Raúl Ruiz.- Hoy, todo se mide por huestes. Ejércitos de seguidores de una persona, partido o de una causa. Estamos a punto de entrarle a un conflicto mundial, cuyo epicentro sería la toma de Kiev y todos los líderes buscan sus canicas para competir. En lo político, no es la excepción. Veamos.
Ya en otras columnas de análisis he hablado de ejércitos de mercenarios electorales, huestes que se rentan en eventos políticos para rellenar asientos y sacarse fotos de multitudes aplaudidoras. Estos bultos con matraca, pueden estar con azules, tricolores, verdes o mariposas amarillas, siempre y cuando brille el poderoso caballero, don dinero.
Pueden ser también alcanzados por obligación laboral. Si eres burócrata del gobierno en turno. Es cosa de convencer al funcionario de participar como relleno para mostrar músculo político.
Ya en los tiempos de votación es otra cosa, la cotización en la compra de conciencias varía. En las anteriores elecciones la cotización por voto anduvo en mil pesos y hasta en mil quinientos casi al cierre de las casillas. Es cosa de ver el caso, la intención, el objetivo.
Ejemplo. Recién hemos visto la presentación del Plan Estatal de Desarrollo del gobierno de Maru Campos. Chihuahua, Cuauhtémoc, Ciudad Juárez, llenos a reventar. Con huestes de funcionarios, profesores y hasta proveedores de gobierno. Con la escenografía multitudinaria puesta, el mensaje es más impactante. Bien manejado. Solamente que el modelo no es propio, sino copia de los priistas de primera generación.
Hoy se vale prestar trucos, triques y triquiñuelas, pues en el amasijo perverso de una alianza denominada VA POR MÉXICO, los panistas, priistas y perredistas se pueden prestar hasta los calzones. Dejé aparte a los morenos, porque estos traen otro tipo de estrategia en el manejo de multitudes.
Hablábamos de objetivos, ¿verdad? En el primer caso, el objetivo central del gobierno estatal es cobrar presencia aun en veda electoral. La presentación del Plan de Desarrollo es un pretexto estupendo, sin repercusiones. Y si a esto le añadimos que de manera conveniente el Comité Estatal de Salud redujo a verde el semáforo covidiano, puede retacar hasta el tope gimnasios, estadios y todo tipo de instalaciones.
En el caso de Morena, el objetivo es diferente. Hay que llevar a la gente a votar el próximo 10 de abril. El juego se llama: REVOCACIÓN DE MANDATO. ¿Quieres que el presidente continúe en el poder o lo mandamos a descansar a su residencia tabasqueña?
A menos que el equipo de FRENAA traiga unos ocho o diez millones de simpatizantes, difícilmente se podrán acercar a los siete y medio de seguidores de Andrés Manuel que irán a votar, pero para asegurarse que la perrada vaya a las urnas, utilizan magistralmente el recurso del Bienestar.
El sábado y domingo de esta semana pasada, fue el límite de tiempo para entregar las tarjetas a los viejitos. El gancho es atractivo. Antes del día último de marzo, recibiremos (yo incluido ya en este programa de 65 y más) 7,700 pesos.
Para muchos viejitos, el programa es una bendición y le agradecen tanto al presidente la ayuda, que lo seguirían hasta la ignominia. En la entrega de las tarjetas del bienestar escuché esta conversación.
– Imagínese usted, compañero, cuánto dinero se robaban los priistas. A cuánta gente beneficia el presidente nomás con lo que se robaban.
– Sí. Por eso hay que votar porque se reelija.
– ¿Y cuándo se reelige?
– El 10 de abril.
– Pos hay que votar por él.
Inocentes. Cositas. Diría el propio Andrej Manuel. Pero la verdad, la estrategia es buena. Y las huestes cumplirán su objetivo. Ambas fuerzas políticas traen sus huestes y en el manejo de multitudes, vimos que la gobernadora depositó en Javier González Mocken el proyecto de concentración de material humano y ha cumplido sobradamente.
Trae el Know How del priismo tradicional y ¡Funciona! A un lado de él, ya con el colmillo bien retorcido, su complemento de campaña, Raúl García Ruiz, creciendo y creciendo.
Ya mero llega la primavera, yo no apago la calefacción hasta mayo, poquito antes de mi cumpleaños. No sea que caiga otra nevada.