Daniel Valles.- Todos los gobiernos tratan de que la gente, el electorado, la opinión pública, los ciudadanos, quien sea, tenga la certeza o al menos perciba que en materia de seguridad pública, hacen un buen papel.
En todas las campañas políticas, el tema de la seguridad es toral, de los principales. Sin embargo, a pesar de los pesares y de los esfuerzos que la autoridad de todos los niveles hace para que se sienta y se perciba lo anterior, quedan cortos ante la ola de violencia que siempre termina por sobrepasarles.
Las entidades que concentran más del 50 por ciento de homicidios dolosos son Guanajuato, Baja California, Jalisco, Estado de México, Michoacán y Chihuahua, según el informe de seguridad.
El presidente López Obrador reconoció apenas el lunes pasado que, en algunos estados del país, no se ha podido disminuir la incidencia delictiva pese a la presencia de la Guardia Nacional, por lo que su Gobierno evalúa mandar más elementos.
Por su parte, en la misma conferencia del pasado lunes, la secretaria de Seguridad y Protección Ciudadana, Rosa Icela Rodríguez, reportó que los homicidios dolosos disminuyeron 5.3 por ciento en febrero, respecto al mismo mes del año pasado.
“Febrero de 2021 ha sido el mes de toda la Administración con menos víctimas de homicidios dolosos. Disminuyó 5.3 por ciento respecto al mismo mes del año anterior (…) La estrategia de reforzar el despliegue de la Guardia Nacional nos ha permitido obtener mejores resultados”, señaló en conferencia matutina.
Esta declaración es igual a la emitida desde Palacio Nacional por el presidente, una en la que se hace el esfuerzo para no verse mal. De que “vamos bien” como país en el combate a la delincuencia y a la inseguridad, pero es inútil, no se logra el propósito. Ni uno, ni otro lo logra. Es lo mismo que han dicho todos los anteriores por los últimos treinta años.
Lo que vemos en las calles, en los medios. Lo que escuchamos en los noticieros de la radio, lo que vemos en las redes sociales no puede ser ocultado de la opinión pública. ¡Ah!, pero como se acercan elecciones y unas muy importantes, es deber de todo gobernante hacerle al político y presentar un panorama positivo y favorable. De que se puede, de que se va bien, aunque la realidad sea todo lo contrario.
A mediados del mes de enero pasado, la organización ciudadana Causa Común, que agrupa a personas sin fines de lucro o políticos y se dedican a la investigación para la interacción de ciudadanos y gobiernos, a la observación de la actividad gubernamental para mejorar la calidad de los ciudadanos, presentaron la “Galería del horror: atrocidades registradas en medios periodísticos”.
Esto es la evidencia que le menciono. El sol que no se puede tapar con un dedo. Los datos que desmienten los otros datos del presidente y de todas las corporaciones de seguridad del país.
Es con base en noticias reportadas por medios de comunicación que, Causa en Común mencionó que durante el 2020 se descubrieron 1,350 fosas clandestinas; se reportaron 944 actos de tortura; 709 episodios de descuartizamiento de personas; 672 masacres; 519 casos de personas calcinadas.
También el asesinato de 410 niñas, niños y adolescentes; 171 asesinatos de mujeres con crueldad extrema; 150 intentos de linchamiento; 84 casos de esclavitud y trata de personas; 75 asesinatos de políticos y funcionarios públicos; 42 actos de que calificó de “terrorismo”; 9 eventos de linchamiento de personas; 29 asesinatos de defensores de derechos humanos; 27 actos de mutilación; 13 asesinatos de periodistas; 16 eventos de violación tumultuaria y siete casos de homicidios contra personas con discapacidad.
El estudio consignó que, durante el año, sobresalieron los asesinatos de niños, niñas y adolescentes, con al menos 410, siendo Guanajuato la entidad que encabezó la lista, con al menos 46 casos.
Esto es lo que el presidente no menciona en sus mañaneras, lo que el secretario de Seguridad Pública del Estado de Chihuahua, Emilio García Ruiz, tampoco dice. Es lo que dicen que con dinero y leyes los gobiernos quieren detener. Lo que no han logrado realizar, como le comentaba ayer y el día anterior, en más de treinta años. Pura retórica, demagogia y dispendio de miles de millones de pesos. Nada más.
Y es que no alcanzan a comprender que una pistola o un arma es una respuesta inmediata a una amenaza. Causa inseguridad. Pero el impacto de la violencia es devastador por generaciones.
Culpar a la pobreza como la causa, es no tener claro el problema. Olvidar la atención a la familia y a sus integrantes, es dejar de atender lo principal en la sociedad. Mire; sólo por motivos económicos originados por la pandemia del Covid, nueve millones de estudiantes no regresan este año a continuar su educación.
Mientras el presidente le regala dinero mensualmente a personas que ni estudian, ni trabajan, como les dicen hoy. Los que como decíamos antes, no tienen oficio ni beneficio. Mientras millones de personas que lo merecen, no reciben ayuda para continuar sus estudios y tienen que trabajar en lo que sea.
Las autoridades desconocen o no desean reconocer que la multiplicación del crimen y la violencia, es producto de que las personas abandonan demasiado pronto las etapas formativas. Es decir, dejan de ser niños, adolescentes, jóvenes, para convertirse en máquinas productivas ganando míseros salarios. Lo que los lleva a vivir el ciclo de la violencia establecido por el investigador Santiago Genovés, donde la persona primero se inhibe, luego se frustra y de ahí, se torna violenta.
El presidente dice que la violencia bajó, pero no, no bajó. Se metió a las casas de la gente porque ahí fue donde vinieron a repercutir la falta de políticas, métodos y sistemas que auxilien a la gente a vivir con mejor calidad.
(*) Daniel Valles es el Comisionado Internacional Anticorrupción de la OMPP