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La sociedad puede (2/3)

Dr. Fernando Antonio Herrera Martínez.- ¡Yo tengo un sueño!, dijo Luther. Yo tengo un sueño repetía el líder carismático de los afroamericanos en Estados Unidos. “Yo tengo un sueño” y lo mataron el 4 de abril de 1968 en Memphis, Tennessee, pero la sociedad se encargó de que ese sueño siga alcanzándose cada día.

Mandela en Sudáfrica sufrió 27 años de cárcel y más de 8,000 fueron a prisión. Tras su liberación negoció el fin del apartheid y fue elegido presidente. Ese camino no ha terminado, pero sigue avanzando.

Mohandas Karamchand Gandhi fue el dirigente más destacado del Movimiento de independencia de la India contra el Raj británico, para lo que practicó la desobediencia civil no violenta, además de pacifista, político, pensador y abogado hinduista indio. Recibió de Rabindranath Tagore el nombre honorífico de Mahatma (Alma Grande).

Una vez conseguida la independencia, Gandhi trató de reformar la sociedad india, empezando por integrar las castas más bajas (los shudras o “esclavos”, los parias o “intocables” y los mlechas o “bárbaros”), y por desarrollar las zonas rurales, y aunque la India se dividió en lo que hoy son varios países, ese proceso de libertad, al menos en la India, sigue avanzando.

Pero llegará el momento en que todos seamos libres y que las oportunidades sean la norma. 

Fuimos República federalista, centralista; luchamos, nos matamos entre nosotros por un sistema, peleamos por nuestra libertad y fuimos sometidos una y otra vez y volvimos a luchar para conseguir expulsar dictadores y traidores, algunos sacrificaron su vida por nosotros, pero al final lo conseguimos peleando, unidos como sociedad, la independencia, la reforma que nos costó medio millón de vidas, la revolución un millón, cuando éramos solamente 15.

Pero ni eso ni las traiciones nos arredraron, aunque lentamente seguimos construyendo, instituciones que garantizarán nuestros derechos constitucionales: el derecho a la vida, a la libertad, la salud, alimentación, libertad de expresión, exigir transparencia y a elegir a nuestros gobernantes.

Hasta que, en mala hora, llegaron, uno tras otro, los bandidos y ladrones que hoy nos tienen en la miseria moral y a muchos, a demasiados, en la pobreza, incluso sin comer que ya es pobreza extrema.

Hay que levantarnos de nuevo, pero juntos, unidos, como una sociedad que busca su propio camino y no lo deja en manos de falsos caudillos. ¡Ya basta de que nuestro México siga siendo el botín de los falsos y abusones que prometen!

¡Basta de promesas falsas y vanas! ¡Basta de destruir nuestras instituciones! ¡Basta de que desde la gran tribuna construida para el mesías, se juzgue a quien piensa distinto! ¡Basta de tanta colusión con el crimen organizado y de burlarse con tanto cinismo del pueblo Mexicano!

Todos los fracasos de este falso gobierno, en lo económico con el derroche de los recursos ahorrados a pesar de la corrupción, durante otros sexenios y con los recortes a las instituciones que quieren destruir como el INE, CONACYT, el CIDE, etc., así como el exorbitante gasto en sus obras de ocurrencia.

Sus programas sociales que se diseñaron solo para comprar votos, NO son errores, son propósitos que destruyen la economía del país y nos convertirán a todos los mexicanos en los pobres siervos de la nación. Ahora nos toca construir un México diferente, un México como el que hemos querido ser, pero que hemos dejado la tarea en los políticos cuando es nuestra y nos toca meternos a fondo para lograrlo.

Nadie es perfecto, ni lo fue el Padre de la Patria, ni Morelos, ni Don Benito, ni los que dieron la pelea por la revolución, nadie ha sido ni será perfecto, pero una sociedad unida sí lo es. Juntos podemos construir un México que nos llene de orgullo, juntos podemos desplazar a los que nos fallen, juntos podemos levantarnos una y otra vez, pero solo así lograremos ser mexicanos con sentido de pertenencia.

Mexicanos orgullosos de su país, pero sin falsedades y sin amor incondicional por ser nuestra tierra, sino porque la habremos construido juntos. Hoy somos más pobres que con el ratero fracasado de Peña Nieto, que con el que desató la guerra contra el narco y que con el que salió con botas a decirnos que en 15 minutos lo arreglaba. 

¿Qué esperamos? ¿Qué más necesitamos que nos hagan para despertar y expulsarlos, castigarlos y ponerlos de patitas en la calle? Ya es tiempo de que nuestro sueño tenga espacio y se convierta poco a poco en realidad, ya es tiempo de hacernos cargo de nuestro México.

Hemos bajado en inversión social más que nunca, lo dice el INEGI, lo dicen todos los organismos que miden la pobreza en el mundo. Nos dan atole con el dedo, los ninis que trabajaron ese año con beca, ¿Ya consiguieron un empleo digno? Sembrando el Futuro fracasó y los demás programas están llenos de fantasmas. Nos dieron pensión universal, pero quitaron todos los demás programas.

Bajaron los fondos y presupuestos en educación, el dinero de la Federación está tirándose en obras de relumbrón que nada nos dejarán, salvo destruir nuestros escasos pulmones naturales; la pérdida del aeropuerto costará billones, el nuevo será un fracaso social pero útil para los militares; el Metro se cayó por fallas de estructura y no hay responsables; la nueva refinería se inunda, no estará lista en el sexenio y costará más del doble para acabar abandonada. El Tren Maya necesita 200 años con lleno a diario para recuperar lo invertido. ¿A qué estamos jugando? ¡Basta! Es la hora social, es nuestra hora. 

Por último, por hoy: No. El presidente no exhibe a Loret. El presidente se exhibió como un hombre colérico sin límite para sus revanchas; se exhibió como un personaje indigno de ser presidente, como un político extraviado, desequilibrado. El exhibido es Él. 

Créditos: La historia escrita. Agradecimiento: Juan Ignacio Zavala y Ricardo Orviz Blake