Daniel Valles.- Ayer viernes 25 por la mañana, escribí este texto que de pronto, en unas cuantas horas, estaba obsoleto. ¿Qué pasó? Que la presidente Claudia Sheinbaum Pardo se dio cuenta de la gran pifia que los senadores de Morena, habían cometido con su proyecto de la mencionada ley. “Se habían servido con la cuchara grande”. Generaron una gran ola de protestas cuando una gran mayoría de gente pensante se dio cuenta de lo que se trataba la ley. De censurar a todos los contrarios al régimen y terminar con la libertad de expresión. Aquí el primer texto.
México siempre ha tenido gobiernos que sueñan con controlar la señal… pero esta vez, el sueño va con dictamen legislativo en mano.
Las Comisiones Unidas del Senado han aprobado una nueva Ley en Materia de Telecomunicaciones y Radiodifusión, que viene envuelta en el papel de regalo de la “soberanía digital”, pero que, al abrirla, huele más a censura que a libertad.
La versión oficial (Morena y aliados): el Estado protector
El senador Pavel Jarero (Morena) se emociona porque ahora tendremos una instancia que regulará los contenidos en medios. Es decir, un filtro oficial que diga qué sí y qué no debemos ver, oír, publicar o decir. Todo por nuestro bien, claro.
Y agrega: “el internet llegará a todos”. ¿Gratis? ¿Rápido? ¿Sin filtros? No lo dice. Lo que sí dice es que todo será gracias al Estado. Y ahí, cuidado: cuando el Estado te da el acceso, también se reserva el derecho de quitártelo.
La oposición (PAN y PRI): con reservas y contradicciones
Ricardo Anaya (PAN) levanta la ceja: la ley permite que la Agencia de Transformación Digital bloquee cuentas individuales en redes sociales sin procedimiento claro. O sea, si a alguien no le gusta tu tuit… adiós cuenta.
Manuel Añorve (PRI) está en contra de las campañas extranjeras que criminalizan a mexicanos (hasta ahí bien), pero luego se queja de que esta ley pone en manos del Estado todo el control de la comunicación. Parece que la contradicción viene incluida en la membresía tricolor.
Waldo Fernández (¿centro-izquierda con antena parabólica?)
Dice que la ley es buena porque pone orden en lo satelital, orbital y digital. Perfecto. Pero eso no quita que también pone orden… en las bocas y las cuentas de quienes critiquen demasiado.
La izquierda dura (PT): fuera gringos de nuestros medios
Lizzeth Sánchez (PT) celebra que se detenga la propaganda extranjera. ¿Y quién define qué es propaganda y qué es información? La Agencia, por supuesto. Que no rinde cuentas a nadie. Pero bueno, ya sabemos que para ellos “soberanía” es sinónimo de cierre de fronteras digitales.
Movimiento Ciudadano: alerta naranja
Alejandra Barrales (MC) es clara: esta ley abre la puerta al bloqueo de redes sociales conforme lo diga la Agencia. Como si el internet fuera una fiesta y ellos fueran el portero.
Esta nueva ley no es sólo una regulación técnica del espectro. Es una jugada política con antifaz de protección digital. Habla de “garantías para las audiencias”, pero no garantiza el derecho a disentir. Dice “no más injerencia extranjera”, pero mete la tijera nacional.
Quieren un país donde el Estado tenga el control de lo que entra, lo que sale y lo que se dice. Y si no les gusta cómo lo dices, lo bloquean. Ahí El Meollo del Asunto.
Un par de horas después, como lo comenté arriba, hubo la necesidad de ajustar el texto. Este es el añadido.
México ha tenido gobiernos que sueñan con controlar la señal en la comunicación. Este, también. Pero algo cambió: el ruido en redes fue más fuerte que el control remoto del Estado.
Después del escándalo provocado por el artículo 109 de la nueva Ley de Telecomunicaciones —que permitía a una Agencia bloquear redes sociales y cuentas digitales sin mayor trámite—, la presidenta Claudia Sheinbaum se echó para atrás.
En su mañanera, aseguró que “no se busca censurar absolutamente a nadie” y que el artículo puede modificarse o eliminarse. Lo que indica que, se les pasó la mano y alguien les avisó. Seguramente el senador Anaya y su ardiente reclamo esta mañana.
Morena y aliados decían que era para protegernos de la propaganda extranjera. Lo que no les hemos creído.
El problema es que, con ese mismo pretexto, querían meterle tijera a lo que se publica dentro del país. Porque, claro, todo lo incómodo se puede disfrazar de “injerencia externa”, aunque sabemos que no lo es.
La oposición advirtió del riesgo. Y no sólo ellos. Lo advertimos.
En pausa “ley censura” ordena CSP. Fue nuestro comentario en X.
Y esta vez, con razón. PAN, PRI y MC advirtieron que no se puede dar a una Agencia el poder de apagarte la cuenta sin juicio, sin notificación y sin defensa.
La presidenta ahora dice que fue malentendido. Lo cierto es que se leyó lo que decía.
¿Y ahora qué?
Ahora quieren maquillar la redacción. Quitar el artículo o modificarlo para que no suene a censura, aunque la intención original haya sido precisamente esa. Y, peor aún, la presidente cometió un dislate más que muy pocos habrán notado. Al querer defender la modificación dijo que hacía meses la venían trabajando la secretaria de Gobernación y su gurú de comunicaciones digitales, Pepe Merino.
El Meollo del Asunto entonces no es la ley. Es el espíritu detrás de ella. El gobierno quiere más control sobre los contenidos, los canales y las voces que les son desagradables, por decir lo menos. El intento fue claro. Se abalanzaron sobre el botín.
Lo que no esperaban es que, esta vez, la red habló más fuerte que la línea. Ahí El Meollo del Asunto.