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El uso político de la violencia

Raúl Ruiz.- El uso político de la violencia es un tema complejo y controversial, que se refiere a la forma en que algunos actores políticos recurren a la fuerza física o psicológica para imponer, defender o cambiar un orden social.

Algunas veces impulsan a grupos agresivos, reaccionarios o abiertamente criminales para causar pánico entre la sociedad y sacarle raja al caos. En ocasiones, la autoridad, juega con la circunstancia para exhibir a su adversario. Puede ser negligente y no actuar para detener a los delincuentes y con ello, denunciar falta de apoyo económico o político de las instancias superiores.

La violencia política puede tener diferentes motivaciones, objetivos y consecuencias, dependiendo del contexto histórico, social y cultural en el que se produce. Algunos ejemplos de violencia política son: las guerras, los golpes de Estado, el terrorismo, la represión, la protesta social, la insurgencia, el genocidio, etc.

La violencia política ha sido objeto de estudio y debate por parte de diversas disciplinas, como la historia, la sociología, la ciencia política, la psicología, el derecho, la filosofía, etc.

Algunas de las preguntas que se plantean son: ¿Qué causa la violencia política? ¿Qué efectos tiene sobre las personas, las instituciones y la sociedad? ¿Cómo se puede prevenir o resolver? ¿Qué responsabilidades tienen el Estado y la comunidad internacional? ¿Qué papel juegan los medios de comunicación, la educación y la cultura?

Esto nos lleva a otro tema que trataré en otra ocasión: “el uso político del miedo”. Y tiene una relación simbiótica con el uso político de la violencia porque, de algún modo, la violencia y la delincuencia han sido utilizadas para generar miedo e influir en la opinión pública y el comportamiento electoral en México.

Viene a cuento, porque recientemente la gobernadora Maru Campos condenó la falta de acción y la supuesta indolencia por parte del Gobierno Federal, en el tema de inseguridad.

Señaló que “no pueden los estados y municipios hacerse cargo por completo”, por lo que apeló a que tengan libertad en la captación de recursos a fin de atender aquellos rubros de los que no se hace cargo el Gobierno Federal.

Lo más grave fue que, además, innecesariamente, utilizó léxico inapropiado para reforzar su discurso. “Que el Gobierno Federal deje de hacerse pendejo por la situación de violencia en la entidad”.

Vemos la paja en el ojo ajeno, y no vemos la viga en el nuestro (reza el refrán) o en palabras de la raza en la colonia, es: “¿y tú qué horas trais?”

Me refiero a que el reclamo de la gobernadora no es válido cuando supuestamente bajo su gobierno se ha construido un sistema único de protección contra la violencia llamado PLATAFORMA CENTINELA, un fraude del tamaño de cuatro mil millones de pesos.

Y obviamente con su declaración a medios, está haciendo uso de la violencia para dar un golpe político. ¡Nomamespancho!

Otro caso sobre el tema es el de Donald Trump, quien acaba de declarar: “¡Vamos a destruir los cárteles de la droga!”