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El castigo físico como disciplina en el hogar

Fernando de Jesús Hernández Estrada.- Hace unos días tuve acceso a una investigación de EEUU acerca de la violencia contra niños en el seno del hogar y como este es un problema que siempre me ha interesado, quise conocer un poco de como andamos en México, sin embargo, bastó que abriera los titulares de algunos diarios digitales para darme cuenta del problema que tenemos en nuestras manos. 

Conservo las fechas para contextualizar y ver lo actual del problema, 22/07/2021; Sujeto golpea a su bebé de tres meses de edad hasta casi matarlo, 13/07/2021; Rescatan a niño de tres años que era golpeado por su madre y su pareja, 11/07/2021; Detienen a dos mujeres y un hombre por muerte de un niño de 7 años, 08/06/2021; Joven de 19 años graba video mientras maltrata a su bebé y lo envía al padre, 17/05/2021; Detienen a hombre por golpear con un palo a sus dos pequeñas hijas, 05/05/2021; Detienen a pareja por golpear a su bebé de 4 meses… ¡De verdad estremece esta triste realidad!

Es de todos conocido que la encomienda de la educación de niños y adolescentes es compleja y dejamos que los padres sean, -a su buen juicio y con la convicción de que el amor todo lo puede-, los encargados de su educación. Creo que así debe ser, pero lo que debería cuestionarse es la capacitación de todos los padres para saber cómo actuar en determinadas situaciones. A nadie se le enseñó cómo se es padre y como se educa, de modo que nos convertimos en educadores empíricos, y así, indefectiblemente vamos a educar a tientas y frecuentemente en un sentido reproduccionista, es decir, que lo haremos del mismo modo a cómo nos educaron a nosotros. Deberían existir escuelas para padres en todas las comunidades y hasta ser un requisito insalvable del registro civil, para aquellos que aspiran a casarse. 

Desde el punto de vista de la psicología hay evidencia contundente en contra del uso de la violencia. Los efectos perjudiciales del castigo físico en niños a corto y largo plazo en la conducta y salud de los niños son ya conocidos. No obstante, el castigo físico sigue siendo una medida ampliamente utilizada por padres y cuidadores en todo el mundo. Los datos recientes de la UNICEF estiman que más de 250 millones de niños entre los 2 y 4 años de edad son objeto del castigo físico.  Y es que padres y cuidadores, reciben poca información en contra del castigo físico. Se ha mantenido encerrada dentro de los círculos académicos o los padres y cuidadores simplemente no lo creen y se mantienen en la postura de que es una medida de disciplina necesaria. Por añadidura, son muy pocos los países que implementan medidas para que los infractores sean sancionados y las autoridades no suelen intervenir cuando un padre o una madre le pega a su hijo (a menos que sea muy grave). 

A continuación, la investigación que motivó este artículo: siete especialistas realizaron una revisión narrativa prospectiva que resume el impacto del castigo corporal. Se excluyeron los estudios que examinaban otras formas más agresivas de castigo corporal como golpear a un niño con un objeto, pegarles en la cara o en la cabeza, tirarles objetos, palizas, golpes con el puño cerrado, quemaduras, estrangulaciones o amenazarlos con cuchillos o armas. También se excluyeron los estudios que no separaban castigo físico y verbal. Por lo que este estudio solamente trató de las formas de castigo físico más utilizadas: nalgadas, chanclazos, pellizcos y zapes. La revisión incluyó a 69 investigaciones de diferentes países e idiomas que cumplían con los requisitos, y sus hallazgos se pueden sintetizar de la siguiente manera:  El castigo físico produce problemas de conducta a futuro. El castigo físico a los niños, incrementa conductas-problema (depresión, ansiedad, problemas de conducta y agresividad) a corto y largo plazo. El castigo físico no mejora, de fondo, la conducta de los niños y genera el efecto contrario que los padres y cuidadores buscan, porque sólo incrementa los niveles de estrés y empeora la relación padre-hijo. No produce ningún efecto positivo. Incrementa el riesgo de maltrato infantil y genera un mecanismo de rechazo a la imagen de autoridad. Los padres que usan el castigo físico tienen más riesgo de cometer algún acto de maltrato infantil severo, porque si no obtienen respuesta adecuada a su intención, empieza a escalar a castigos progresivamente más severos y lesivos. También es muy importante que se asegure el cumplimiento de las leyes de protección infantil. La implementación de este tipo de leyes incrementa rápidamente el rechazo de los padres hacia el castigo físico. Uno de los mejores ejemplos es Suecia. Allá está prohibido el castigo corporal desde 1979 y en estudios posteriores han encontrado una reducción de castigo físico desde el 83% en 1958 al 27% en el año 2011.

Los gobiernos deben implementar campañas para enseñar a padres y cuidadores estrategias de crianza y disciplina que mejoren la conducta de los niños. También es necesario que se introduzcan medidas de prevención y reducción del castigo físico en las comunidades para lo cual, los gobiernos pueden establecer alianzas con organizaciones de la sociedad civil, financiándolas para que ellas capaciten a las comunidades.

Referencia del estudio: The Lancet, 2021; DOI: 10.1016/S0140-6736(21)00582-1

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