Fernando Antonio Herrera Martínez.- ¿Imaginó ser un gran defensor del ejército? La reportera de Proceso lanzó la pregunta, sin énfasis, sin darle mayor importancia. En sus años de lucha, presidente, ¿se imaginó convertirse en un gran defensor del ejército?
El presidente fue sorprendido, contestó que sí, luego inició una pretendida explicación poniendo como ejemplo el asesinato de Francisco I. Madero, tema en el que no pudo decir algo más allá de que gracias a la victoria de Venustiano Carranza había nacido un ejército constitucionalista, hijo del pueblo, y reforzó diciendo que de los 24 generales de división que hay en el país, la mayoría eran hijos de gente del pueblo, no de potentados.
Recordó al Nigromante que dijo: donde se hinca el pueblo me hinco yo. Entonces, sí, dijo, sí defiendo al ejército, pero no sólo yo sino también el pueblo que los admira y respeta. Por eso citó al Nigromante. ¿Será?
El tema es que el presidente ya asumió la defensoría de oficio de los militares en el caso de Ayotzinapa. Por cierto, las cámaras enfocaron a Rafael Ojeda, secretario de Marina. Le vi en el rostro muchas ganas de aplaudir y gritar “bravo, bravo, presidente”. Cresencio Sandoval, de Sedena, por su parte, lo vio muy serio, tenía cara de póker.
Además, protesto por el trato que le dan en materia de salud a César Duarte en Chihuahua. El estado no tiene permiso para matar, ni Maru como mandataria. Alguien debería recordarle que la omisión de cuidados, mata.