Cada hombre debe decidir si va a caminar en la luz del altruismo creativo o en la oscuridad del egoísmo destructivo. Martin Luther King Jr., pastor estadounidense
Cuauhtémoc Monreal Rocha.- Escribimos la tarde del domingo Día del Padre. ¿Qué nos regalaron? Una camiseta, un menudo y párenle de contar. ¡Ah! y un pastel que nos hizo la “jani”; espero que tú lector amable, te la hayas pasado como papá, de aquellita, que en honor a la verdad, no sabemos qué quieran decir con esta palabreja.
Muchos temas hay que tratar a nivel nacional, pero nos enfocaremos, primeramente, sin tintes religiosos, sino históricos, al Decálogo de Moisés, a quien el Todopoderoso se lo dictó en un momento dado, decálogo que lamentablemente la humanidad, nunca ha cumplido y como dijo don Teofilito, ni lo cumplirá, quizá salvo honrosas excepciones.
Y segundamente, nos referiremos al decálogo laico del Primer Moisés de México, llamándonos la atención el número tres, donde se les pide, con todo respeto, agregamos nosotros, a los mexicanos todos, le den la espalda al egoísmo y al individualismo y sean solidarios y humanos.
Si tienen más de lo que necesitan, que procuren repartirlo, pues no hay más dicha que la práctica de la fraternidad o lo que es lo mismo, también lo agregamos nosotros, si tienes 2 camisas 2, le regalen una al vecino o a quien les dé su regalada gana, antes de que se los exija el gobierno de la 4T, porque deben recordar, como pueblo bueno, aquello de… haz el bien y no mires a quién.
Y todo está bien, ama a tu prójimo como a ti mismo, dice la regla de oro y aquí surge la pregunta: El nuevo Moisés de Palacio, ¿cuánto dinero de los contribuyentes que ha obtenido durante toda su vida, le ha repartido a su pueblo bueno y sabio?
¿Cuántos pares de zapatos o chanclas y guayaberas les ha dado, así como la caterva de corruptos que tiene como Bartlett y la rata inmunda de Napoleón Gómez Urrutia, a ese mismo pueblo? Porque como dice el sabio refrán popular: El buen juez por su casa empieza, ¿o no?
Esperemos que a este nuevo decálogo, aunque sea laico, le haga caso la indiada, porque la solidaridad, no solo en este tiempo de pandemia, sino un día sí y otro también, se debe demostrar con hechos, así como la filantropía, siempre y cuando sea dinero particular o propio y no de los contribuyentes, pues saludar con sombrero ajeno, no es nada honesto. Vale.