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Vuelve el PRI-MOR

Cuauhtémoc Monreal Rocha.- El verano llega como todos los años ¡caliente!, así que esperamos, amable lectora (or), ya tengas tu aire listo porque el calorón anual dura hasta septiembre, no se les olvide; entonces agua, agua, mucha agua y de vez en cuando un suero por aquello de las sales y hay que tener sana la riñoniza, porque las diálisis con caras. Y pensar que tenemos que ir a dar el IMSS, aunque el sistema de salud mexicano, no se parezca en nada al de Dinamarca.


Entonces, al calor, pero del amor, entremos al tema, porque el “gran timonel”, añorando su pasado, ya le guiñó un ojo a su amante de ayer, su PRI-MOR, en un insano intento de contar con ella en el congreso de la unión (así con minúsculas), con una mayoría calificada, para en un momento dado, el primer galán del país, pueda hacer de las suyas.


No pasará mucho tiempo cuando el “gran guía” le coqueteará al partido verde ecologista, que, cual mesalina cara, se vende al mejor postor, quizá porque conocen la letra de la canción de Agustín Lata “Aventurera”, donde en su parte relativa dice: “Y aquel que de tus labios la miel quiera, que pague con  brillantes tu pecado” y vaya que saben cobrar muy bien, los dueños de estas siglas prostituidas.


Otra canción de la cual no nos acordamos por el momento, le viene como anillo al dedo al clásico con el PR-MOR: “Las veredas quitarán pero la querencia cuando”, así que se vislumbra en el corral legislativo -por los borregos- un verdadero amasiato político, donde el Jefe, será el mero “maclein”.


Respecto a lo relativo al proceso electoral, el Varón de Macuspana, aparte de reintegrar a la guardia nacional a las filas del ejército, también pretende desaparecer de una vez y para siempre, a las doscientos inútiles diputados plurinominales (aquí sí en Gloria esté su Alma), que no representan nada ni a nadie, que si se decide a serlo, será un gran ahorro para las arcas de la nación y sobre todo para la austeridad republicana y ver si de esta manera, Bety (no confundirla con la Bety la Fea), pude comprarle a su cónyuge, unos tres pares de zapatos de marca, porque de plano, con las garras de chanclas que “traí” el Primer Mandatario de la Nación, da “muncho” de qué hablar. Vale. 

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