Inicio LA OTRA NORMALIDAD Vivir la democracia

Vivir la democracia

Jorge Quintana Silveyra.- La Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos establece que somos una república democrática, federal y laica, lo que significa que el régimen de gobierno que adoptamos es por excelencia democrático y, por lo tanto, el proceso de vivir en democracia significa pluralidad, imparcialidad de las autoridades y respeto pleno a las ideologías, a las formas de organización de la sociedad y al ejercicio de los derechos políticos por todos los habitantes de nuestro país.

Ejercer los derechos políticos es obligación inherente a la calidad ciudadana, es responsabilidad en la tarea de coadyuvar a la gobernabilidad de nuestra sociedad, pero, sobre todo, es la forma de ejercer libremente la posibilidad de elegir a nuestros gobernantes.

En este proceso, el voto de cada ciudadano y ciudadana tiene el mismo valor y debe ser tomado en su justa dimensión a la hora de gobernar; el que una mayoría resuelva por una persona o personas, no significa que la minoría quede relegada de las decisiones de las autoridades electas, pues su obligación es gobernar para todos, por lo que discriminar, ignorar o denostar a quienes optaron por una alternativa diferente, es excluirlos y menospreciarlos, es faltar al cumplimiento de los fines democráticos, pues solamente están ejerciendo su derecho a elegir.

Cuando el ejercicio de la autoridad privilegia solo a una parte de la población, incurre en una falta fundamental al juramento o protesta que prestó o rindió en el momento de aceptar el cargo para el que fue electo.

A partir de la toma de protesta del encargo, la persona se convierte en representante de todos y todas, debe velar por la justicia social, la seguridad jurídica y el bien público.

Es entonces fundamental que aquellas personas que en el proceso electoral que acabamos de pasar, resultaron triunfadoras, tengan presente que gobernarán para toda la población, no para unos cuantos y mucho menos para satisfacer los deseos de quienes les dirigirán en su responsabilidad.

Gobernar para quedar bien con el presidente, el gobernador o el partido que los postuló, es faltar a la democracia, al régimen constitucional que nos regula.

Protestar cumplir la Constitución y las leyes que de ella emanan es comprometerse con la nación, que somos todos los que habitamos el país. Significa adquirir la responsabilidad de gobernar sin distingos ni preferencias, es el acto más relevante del ejercicio democrático.

Esperemos que la templanza, la fortaleza, la tolerancia y la libertad sean los valores fundamentales que sustenten las próximas autoridades, para la toma de decisiones y la generación de políticas públicas.

Gobernar es la tarea más digna que debe enorgullecer a un ciudadano, es la expresión básica del deber cívico, gracias a este proceso democrático, quienes fueron elegidos son, a partir de la asunción de su cargo, representantes y mandatarios de toda la ciudadanía.

Es, entonces, el privilegio más grande que otorga la vida democrática.