Inicio ASI ES CUATO Tres hechos inverosímiles, tres grandes mentiras y una condena injusta

Tres hechos inverosímiles, tres grandes mentiras y una condena injusta

Maclovio Murillo.- A partir de tres hechos atribuidos al sacerdote Aristeo Baca Baca, basados en tres mentiras, el pasado lunes 22 de febrero de 2021, también tres jueces del Poder Judicial del Estado de Chihuahua le dictaron un injusto fallo condenatorio.

Una muy bien organizada minoría integrada por grupos de feministas, apoyados por siniestros y obscuros intereses que buscan la destrucción de la iglesia católica, a través de una campaña sistemática muy efectiva, lograron posicionar en los medios masivos de comunicación, la idea generalizada en la sociedad juarense, de que el sacerdote era culpable de conductas delictivas de índole sexual, supuestamente cometidas contra una niña manipulada como instrumento de una infamia, pero sin haberle dado al acusado la oportunidad de un juicio previo y menos un juicio justo.

Desde su aprehensión, se exhibió indebidamente en medios masivos de comunicación su imagen personal a través de fotografías y videos, así como su nombre completo, presentándolo ya como culpable.

Luego, sistemáticamente fueron filtradas las imputaciones en su contra, segmentando convenientemente la información, para publicitarla de forma sesgada y formar una conciencia pública preconcebida de culpabilidad, sin darse a conocer los hechos de manera objetiva.

De esa manera, a la hora de dictarse el fallo, los tres juzgadores ya previamente contaminados por cuanto a su imparcialidad, y siguiendo lo que interpretaron como la voluntad de un pueblo con mucha sed de justicia, conjuraron lo que de ellos se esperaba: una condena a ciegas, sin analizar con juicio crítico las evidencias presentadas contra el sacerdote juzgado y sin advertir que jamás se demostró su culpabilidad más allá de toda duda razonable.

El hecho se asemeja a cuando Poncio Pilato, a sabiendas de la inocencia del Señor Jesús, lo entregó al pueblo enardecido con sed de tomar su sangre, para que lo crucificaran, pese a no encontrar delito comprobado en su actuar.

Una condena institucionalizada en respuesta a una sentencia del pueblo enardecido, quien juzgó solo en función de la gravedad del hecho atribuido, pero sin contar con elementos de juicio y evidencias claras, es lo que realmente ocurrió, tanto con nuestro Señor Jesucristo como con el sacerdote Aristeo Baca Baca.

Los tres hechos atribuidos, que son tan inverosímiles, son:

• Realizarle tocamientos de índole sexual a una menor, en el año de 2016, precisamente cuando se encontraba en una pequeñísima sala de tres y medio metro de largo por tres y medio metros de ancho,  cuando estaban observando una película en presencia de su papá que estaba a metro y medio o menos, de distancia, sentado precisamente en un sillón, mientras su madre (al costado derecho del sacerdote) y la niña (al lado izquierdo) se encontraban en el otro sillón que estaba enfrente del televisor.

Además, se consideró demostrado que en dos ocasiones, respectivamente ocurridas en los años 2015 y 2018, mientras el padre de la supuesta víctima arreglaba el altar, dentro de la pequeña casa parroquial contigua al templo Santa María, y precisamente a unos cuantos pasos del mismo y solo unos minutos antes de la misa dominical de las ocho de la mañana, el anciano sacerdote, con ahora 77 años, introdujo sus dedos en la parte íntima de la menor, pero después de eso fueron directa e inmediatamente los dos a revestirse con las túnicas que se ponían precisamente encima de su ropa normal, para organizar e iniciar la procesión desde la sacristía de la casa parroquial hasta el altar de la iglesia.

Y luego, sin lavarse las manos, el sacerdote procedió inmediatamente a celebrar la eucaristía; durante la cual, obviamente, realizó la consagración del cuerpo y la sangre de Cristo, y en su momento, tomó en sus manos la hostia consagrada el padre; y comulgó, repartiendo también la comunión a los feligreses, sin importar que los dedos de sus manos estuvieren totalmente impuros e insalubres.

Quienes conocemos al Padre Aristeo Baca y sabemos lo que para Él significa el cuerpo y la sangre de Cristo, el solo pensar lo anterior se nos hace un verdadero y absurdo despropósito.

Pero también, es totalmente inverosímil, pues si los delitos de índole sexual se cometen por razones obvias en lo oculto, resulta totalmente cuestionable e increíble que en este caso, se haya cometido el primer hecho atribuido, precisamente en presencia de los padres de la menor; y ella no lo haya delatado por una parte; y por otra, que  los padres no hayan visto los tocamientos que relató la menor ni tampoco hayan observado sus reacciones durante y después de los supuestos tocamientos, no obstante que dicen, la madre de ella se encontraba sentada enseguida del sacerdote; y precisamente enfrente de todos, se encontraba el  papá de la menor, quien dijo estaba a un metro y medio y bajo condiciones excelentes de visibilidad, contradiciéndose entre todos ellos en el nombre de la película que observaban, su contenido y la forma que estaban colocados al momento de ver la película.

Los otros dos hechos son igualmente inverosímiles, pues en el juicio se demostró la mecánica que se sigue siempre en la celebración de las misas dominicales en la parroquia de Santa María de la Montaña y quedó demostrado que había varios servidores que participaban en las misas y todos asistían antes de su inicio y traían llaves de las puertas que dejaban abiertas debido a que había mucho tráfico antes de la misa; y, principalmente  se demostró que la niña denunciante nunca estuvo a solas con el sacerdote debido a que, en cuanto llegaban, tomaban café todos juntos, desayunaban y cuando faltaban diez minutos para las ocho de la mañana, todos se dirigían a la sacristía donde se revestían poniéndose las túnicas encima de la ropa normal que traían, para luego salir en procesión al altar en presencia de dos personas del pueblo e iniciaban así la misa.

La denuncia vino nueve meses después del supuesto último evento y cuatro años después del primero, precisamente después de haberse relevado del cargo de tesoreros a los padres de la menor y haberse detectado un incremento muy sustancial en las colectas después de que a ellos se les quitó de ese ministerio, advirtiéndose que en los últimos años en que ellos estuvieron como tesoreros las colectas anuales fueron de un promedio de 130,000 pesos, mientras que en los nueve meses siguientes en los que ellos ya no estuvieron, el recaudo fue de 509,000 pesos.

Además de que se supo que la menor ya no quería estar en el servicio de monaguillo y no obstante eso sus padres la obligaron a servir, pues la regañaban y conminaban a que sirviera sin respetar su derecho a elegir libremente sobre ese servicio.

Se dijo que el sacerdote pidió perdón al padre de la víctima cuando eso no fue verdadero ya que si bien hay un video en el que fue a verlo, nunca le pidió perdón y el sacerdote dijo, sin prueba en contrario, que exclusivamente fue a preguntarle -como un buen pastor que cuida a sus ovejas-, acerca del motivo por el que se habían alejado de la iglesia.

Es realmente una historia increíble la que armaron quienes realizaron la investigación, así como la Ministerio Público de la Fiscalía de la Mujer y las asesoras de la víctima, quienes actuaron en el juicio y crearon una realidad alterna con base en conjeturas y figuraciones sobre hechos que no ocurrieron y; advirtiéndose que evidentemente, los padres de la supuesta víctima fueron azuzados por grupos feministas que promueven una campaña de odio hacia el hombre, así como hacia la relación armónica que nace entre un hombre y una mujer para integrar un matrimonio como la única y valedera fuente generadora de una familia, la cual es la célula de la sociedad.

Promueven también una ideología de género que abiertamente se opone a los principios y enseñanzas de la religión católica y anteponen el derecho de elegir como fundamento del aborto o interrupción del embarazo y que se reconozca como un derecho el que los niños  puedan elegir libremente su sexo, tal como se visualicen a sí mismos. Promueven también el matrimonio entre personas del mismo sexo y el desarrollo de la libre personalidad, que son ideologías que buscan la destrucción del orden social ideal para sembrar el caos y la destrucción.

El sacerdote Aristeo Baca Baca es un ícono en esta ciudad. Un ejemplo a seguir no solo por su forma de llevar su ministerio, sino por la enorme obra social que ha realizado en beneficio de la comunidad Juarense. Recordemos que ha hecho un asilo de ancianos, una casa hogar, un hospital, un comedor para niños, un colegio con kínder, primaria, secundaria, preparatoria y universidad, además de muchas otras obras, todas en beneficio de los mayormente escasos de recursos económicos.

Debido a que sus detractores saben que Él es un ícono, también saben que, destruyéndolo a él, le causan un gran daño a la iglesia católica y un enorme desprestigio. Saben también que debilitando a la iglesia católica ellos podrán imponer su ideología que va contra los principios del cristianismo.

¡¡¡No permitamos que esto ocurra!!!

¡¡¡Defendamos a nuestros sacerdotes, nuestra fe y nuestra iglesia!!!

Pronto convocaremos a una movilización masiva de todos los católicos y hombres y mujeres de buena fe.

¡¡¡No permitamos que las minorías sometan a las mayorías!!!

¡¡¡Somos muchos más!!!

¡¡¡El demonio no prevalecerá!!!

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