Raúl Ruiz.- El sueño de hacer que varios países, partidos o personas distintas formen un todo o contribuyan a una causa común, es un sueño de grandeza, una utopía. Hubo un sueño así, con el Ché Guevara. Todo parecía indicar que lograría unificar a los países latinoamericanos para liberarlos del yugo norteamericano. Y no lo logró. Lo mataron.
Corre por ahí una teoría de conspiración que indica que Fidel Castro “lo puso” para atraer las cámaras hacia él, y encontrarse con la Gloria de ser él, y no el Ché, EL UNIFICADOR de las Américas. Y no lo dejaron los gringos. Lo sometieron a un ‘embargo’ permanente que le consumió la vida y aunque es considerado EL HOMBRE DEL SIGLO XX, nunca consolidó ese deseo.
Llega Andrés Manuel al escenario, mordido de hybris, y sin decirlo, se arroga momentáneamente el liderazgo de los países chiquitos; y envalentonado, reta al poder establecido que ostenta Estados Unidos sobre los Estados latinoamericanos, México incluido.
“No quiere ser cola de León, supone que es mejor ser cabeza de ratón, y como los ratones son fáciles de exterminar, su final lo ha escogido él”, han dicho sus detractores gringos, los que patrocinan a los ultras mexicanos que lo enfrentan día y noche. Pero hoy no tocaré ese tema.
Hoy hablaré de otro fenómeno de la política contemporánea acá en la frontera norte de México: Héctor Murguía Lardizábal, MI TETO. Para los que no saben quién ha sido Teto Murguía, les diré que tiene una carrera endemoniada. Ha sido diputado, senador y dos veces alcalde de Ciudad Juárez.
Quiso ser gobernador de Chihuahua, pero lo bajaron del caballo para poner a César Duarte y luego, le negaron otra vez la candidatura para ungir a Enrique Serrano, quien perdió ante Javier Corral por los excesos cometidos por Duarte y sus latrocinios.
Teto lleva cuando menos seis años fuera de la política, pero aún se le mueve la patita. Unos dicen que ya huele a muerto. Otros piensan que puede dar un estruendoso campanazo. Yo, lo pongo a consideración de mis lectores. ¿Podrá o no podrá? Él pretende unificar a todos los partidos para construir una candidatura jamás pensada.
Supone que ahora con la facilidad que tiene, de ser escogido por la aberración llamada VA POR MÉXICO, y con la amistad que tiene con Dante Delgado Rannauro, dueño de la franquicia MC; y con la facilidad de compra que se tiene de candidaturas con Mario Delgado en Morena, tiene a su favor el esquema. Yo digo que es un sueño más que guajiro.
En lo personal, quiero mucho a TETO, pero soy quizás uno de los pocos que no me pliego a sus dominios y puedo decir lo que pienso. Esta idea peregrina remueve las tripas de la clase política chihuahuense, pero las condiciones para crear esta posibilidad tienen, para mi gusto, pocas probabilidades de factibilidad.
Primero, porque para conseguir la primera nominación de la alianza VA POR MÉXICO, necesita la bendición de la gobernadora María Eugenia Campos Galván. Y ella tiene otros planes. Accedería en todo caso, si considera que tiene perdida la plaza (como posiblemente sea el caso).
Segundo, porque tendría que negociar primero con “El Caballo” Lozoya y con “El Güerito” Martínez, para meter la franquicia naranja en la boleta. Ellos tienen ya la concesión comprada.
Y tercero, aunque le soltara un billete a Mario Delgado, Cruz Pérez Cuéllar ya para entonces les comió el voto duro.
De entrada os digo… para materializar esta ensoñación, no basta el poder de convencimiento que pueda tener este monstruo llamado TETO. Por lo pronto, con esta intentona, acaba de desgraciar el proyecto de su hermano Daniel, quien suponía podría crecer en Morena para buscar la alcaldía en el 27.
No me hagan mucho caso, estoy en mi proceso de anacoretismo poscovidiano y traigo los archivos traspapelados, pero por ahí va la canción.