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Seis parejo

Nuestra recompensa se encuentra en el esfuerzo y no en el resultado (Gandhi) 

Dr. Fernando Antonio Herrera Martínez.- La orden es tajante: todos tendrán seis, calificación mínima aprobatoria, conocida entre nosotros como “panzazo” o “apenitas”. Decía una de mis hijas: mientras no repruebe no me regañes.

Así, todos los niños y adolescentes de Mexico, que por orden presidencial tienen un seis, la calificación mínima de pase. Falta que la preparatoria y la universidad reciban las órdenes que corresponden, y de acuerdo a la escala de calificaciones, se les decrete poner la mínima positiva a todo estudiante.

Así, tendremos un avance escolar jamás imaginado. Nunca más tendremos notas de UNICEF y el país estará, como Cuba, dispuesto a exportar material humano calificado.

Hay una manifiesta indignación entre el profesorado del país, un maestro o maestra trabaja históricamente, muy duro, para que los niños aprendan a leer. Maestras de la familia de mi esposa y de la mía, como muchos y muchas más se preguntan: ¿Y ahora qué? ¿Ponemos el seis y ya? ¿Vaya o no, aprendan o no? ¿Y las consecuencias hacia el futuro? Porque las habrá.

Seguro, usted tendrá su propia opinión sobre esta decisión del presidente. Muchas familias llevan a los niños y a los adolescentes a las piscas o al trabajo del campo, según la región, y eso propicia ausentismo recurrente en aulas, pero el seis los pasará de año hasta terminar educación básica. ¡Qué importa si saben o no! El certificado colgará de una pared, a la que, por gusto, llamo “egoteca”. 

El profesorado agradece al presidente: el tiempo perdido, valorar el esfuerzo empeñado para hacer la planeación del curso. Le piden disculpas por ser exigentes con los alumnos y por pedir a los padres de familia su apoyo. Acaban de echar un año de trabajo a la basura, pues todos sacaron seis. 

Felicidades a los alumnos ausentes más de 20 días en el ciclo escolar, también a los que no llevaban tareas ni hacían trabajos en clase y no olvidemos a los que se presentaban sin útiles de trabajo, por pobreza o por otra razón. La duda es: ¿Cuando los alumnos no pasen los exámenes para entrar a una universidad nos echarán la culpa? ¿O también ordenará que todos entren? ¿Que todos pasen para que acabemos con el déficit de profesionistas?