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Relaciones entre EU y Corea del Norte pasan por período turbulento

Estados Unidos.- La Administración Biden afirma haber tratado de establecer contacto con Pyongyang, pero no recibió ninguna respuesta. Lo que sí hicieron los Kim fue lanzar una advertencia sobre los ejercicios militares en la península y la retórica utilizada no fue muy amistosa.

Hace tres años el entonces presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y el líder de Corea del Norte, Kim Jong-un, protagonizaron una ‘historia de amor’, según algunos medios occidentales. Parecía que las relaciones entre los dos países habían alcanzado su mejor momento. Muchos guardaban esperanza de que con el paso del tiempo la situación en la península de Corea volvería a la normalidad.

Incluso después del fracaso de la cumbre de Hanói que se celebró en febrero de 2019, Pyongyang se mantuvo en contacto con la Administración Trump. Los mandatarios intercambiaron cartas en varias ocasiones. Trump le prometía a Kim un futuro brillante para su país, que atraviesa una situación económica complicada debido a las sanciones impuestas por Washington.

Trump insistía en que Corea del Norte abandonara su programa nuclear y solo después de eso EEUU estaría dispuesto a levantar las sanciones. Este regateo en los últimos años se convirtió en la piedra angular de la política de la Casa Blanca hacia Pyongyang.

Con la llegada de Joe Biden al poder surgieron temores de que el nivel de confianza alcanzado entre dos gobiernos caería en picado. En esencia, la nueva Administración estadounidense exige a Pyongyang lo mismo que Donald Trump. Sin embargo, los Kim tienen un prejuicio hacia el nuevo presidente y su equipo y existen varias razones para esto.

La mala reputación de Biden antes los ojos de Kim

Joe Biden, quien ostentó el cargo de vicepresidente entre 2009 y 2017 durante la Administración Obama, es una figura política bien conocida en Corea del Norte. Obama y su equipo recurrieron a la política de la llamada ‘paciencia estratégica’ respecto al país asiático. Estados Unidos exigía la desnuclearización de Corea del Norte e impuso sanciones para dañar a la economía del país asiático.

Durante los debates internos del Partido Demócrata en 2007 Biden proclamó como una de sus metas principales aliviar las tensiones en la península de Corea. En aquel entonces puso el problema norcoreano al mismo nivel que los de Irán e Irak.

En 2013 Biden visitó la zona desmilitarizada en la frontera intercoreana. Durante esta visita a Corea del Sur, el entonces vicepresidente aseveró que Washington estaba determinado a proteger a Seúl de la amenaza nuclear norcoreana. Asimismo, abogó por la reunificación de la península. Estas declaraciones solo obstaculizaron el camino hacia el diálogo entre los dos países.

De hecho, la coexistencia pacífica con Corea del Norte nunca fue una meta para la Administración Obama. Washington solo ejercía presión sobre Pyongyang y esperaba que los procesos internos en el Estado norcoreano provocarían el gradual ocaso del régimen de los Kim. Pero dicha ‘paciencia estratégica’ fue un error de cálculo.

Hasta el día de hoy en Corea del Norte recuerdan que fue inútil mantener el diálogo con la Administración Obama. Y ahora con el veterano de la política norteamericana en la Casa Blanca, en Pyongyang ya no guardan esperanzas de una mejora considerable en las relaciones. Los Kim han adoptado una posición defensiva.

Durante la campaña presidencial de 2020, Biden criticó fuertemente las políticas de Donald Trump hacia Corea del Norte y su relación personal con Kim Jong-un. En particular, Biden calificó al líder norcoreano de “matón” y se mostró muy escéptico en cuanto a la posibilidad de tener buenas relaciones con Corea del Norte durante toda la campaña. La cúpula dirigente norcoreana tiene esto en mente a la hora de renunciar al diálogo con EEUU.

Biden, figura bien conocida en Corea del Norte

La llegada de Biden al poder en Estados Unidos cambió la configuración del poder en la península de Corea. Tras la fallida cumbre de Hanói, el entonces presidente Trump ordenó suspender las maniobras militares a gran escala en la región, pero el nuevo inquilino de la Casa Blanca retomó estos ejercicios.

La celebración de las maniobras entre el 8 y el 18 de marzo de 2021 provocó indignación en la cúpula dirigente de Corea del Norte. La hermana de Kim Jong-un, Kim Yo-jong, lanzó una advertencia a la Administración Biden. Declaró que si EEUU quiere dormir bien en los próximos cuatro años, “será mejor que no haga cosas que le quiten el sueño”.

Este es el primer mensaje de Corea del Norte al nuevo presidente de EEUU. Solo hace una semana el equipo de Biden informó que había tratado de establecer contacto con la cúpula dirigente norcoreana, pero estos intentos no fueron fructíferos. Los diplomáticos norcoreanos ya tacharon estas aseveraciones de “truco barato”.

La Cancillería de Corea del Norte destaca que el diálogo con EEUU no es posible a menos que Washington “renuncie a su política hostil hacia Pyongyang”.Es probable que durante su mandato Biden también insista en la desnuclearización total de Corea del Norte, pero cualquier persona sensata entiende que Kim no renunciará a su arsenal atómico porquees una de las principales garantías que tiene para proteger la soberanía de su país.

Trump en la primera etapa de su presidencia recurrió a una retórica muy dura hacia Corea del Norte, pero luego cambió el tono y tuvo un verdadero bromance con Kim Jong-un. Pero estas ya son cosas del pasado, la luna de miel entre EEUU y Corea del Norte aparentemente llegó a su fin con el triunfo de Biden.

Es posible que la política del nuevo presidente de EEUU hacia Corea del Norte cambie. Lo único que todavía no está claro si será para mejor o para peor. Aun así, ya no hay dudas de que Pyongyang no cederá ante cualquier intento de presión de la nueva Administración porque los norcoreanos saben quién es Joe Biden desde hace décadas.

Sputnik