Inicio LA OTRA NORMALIDAD Regresar a clases presenciales

Regresar a clases presenciales

Jorge Quintana.- El día de ayer el presidente de la República insistió en que a fines del mes de agosto, todos los estudiantes deben regresar a clases presenciales, regresar a la escuela. Señaló que los niños se estaban haciendo adictos a los videojuegos y que el regreso a las aulas les serviría hasta de terapia.

Vaya trabajo el que debe estar pasando su esposa con el hijo menor, que ya se prendió la alarma en su hogar, porque el niño puede estar haciéndose adicto a los videojuegos.

Cuántos niños quisieran tener equipos de videojuegos para pasar el tiempo en casa jugando y combatiendo a enemigos colosales o monstruos de otras galaxias o simplemente estar superando obstáculos en el juego.

Desgraciadamente son miles, cuando no millones de niños y niñas mexicanos que no tienen siquiera equipo electrónico o aparatos que les permitan seguir educándose en línea o en televisión, cuando estamos en una realidad nacional en la que la pobreza está aumentando y crece la inflación, difícil será que esos niños y niñas tengan forma de cursar su primaria sin acceso a las redes o a la comunicación.

En plena tercera ola de contagios de las diferentes cepas de Covid, el regreso a la escuela es un riesgo mayúsculo para toda la comunidad escolar, magisterio y alumnos, padres de familia, sociedad completa, asumiendo el riesgo de contagiarse. 

Hasta este día, aún faltan muchos habitantes del país por ser vacunados y el horizonte de cumplimiento de meta para estar vacunada la mayoría de la población que se programó inicialmente para el mes de octubre, si seguimos el ritmo que se lleva en el proceso de inoculación, difícilmente se llegará a la meta propuesta.

Porque casualmente el ritmo era otro antes de las elecciones de principios de junio, algo pasó que se volvió más lento el proceso y aunque las vacunas siguen llegando a México, no hay seguimiento de aplicación sostenible.

El regreso a la escuela, entonces, se vuelve un problema para las autoridades educativas y para las de salud, porque si sigue el crecimiento de contagios y hospitalizados, vamos a regresar a los escenarios del año pasado y el sistema de salud colapsará.

Así que tengamos presente que la salud no se rige con buenos deseos o por decretos, sino por realidades, por esquemas permanentes de vigilancia epidemiológica y medidas preventivas para evitar mayores riesgos a la sociedad.

Si estamos presenciado el crecimiento de contagios entre jóvenes, niños y adolescentes, en serios aprietos estaremos todos, con pocos recursos y medicamentos, pero sobre todo, poniendo en riesgo a  las generaciones más valiosas para el país.

Que la decisión no sea resultado de una ocurrencia (otra vez) sino de una recomendación de quienes tienen la autoridad y la solvencia científica y académica para sugerirlo.

Al final son derechos fundamentales, la salud y la educación, no podemos estar escatimando su cumplimiento por una idea repentina, sin reflexión previa, sea quien sea a quien se le ocurrió.

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