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¡Qué vergüenza!

Candelario González Villa.- Para vergüenzas no paramos los mexicanos con nuestra clase política estatal, que ni tarda ni perezosa acudió a los “diálogos” con la Coparmex, es decir, con los suspirantes a los puestos de elección para el próximo año, principalmente a la gubernatura.

Digo vergüenza porque los políticos aspirantes saltaron o pasaron por alto a sus respectivos partidos, sin la aprobación de sus bases, prefirieron irse por la libre, ni falta que hacen las militancias de sus partidos y los simpatizantes que representan las mayorías. ¡Qué deplorable conducta!

¿Por qué no iniciar sus precampañas en sus partidos? Bueno, tontos no son, conocen al dedillo la política interna de sus institutos políticos y saben que pueden salir con el rechazo de las bases, aunque, por otro lado, saben de los grupos o tribus que tienen sometidas a las militancias con el método del control, las cofradías y los cacicazgos.

¡Qué vergüenza, acudir a una convocatoria promovida por un sector empresarial que las 24 horas del día está en ataque constante al gobierno de Andrés Manuel López Obrador y olvidar las tropelías que le hizo al Estado con su intromisión en los gobiernos en turno y que como resultado de sus complicidades dejaron a 60 millones de conciudadanos en la pobreza. Inolvidable el rescate de sus deudas, de sus bancas y su evasión de impuestos.

Pero ahí no para la desmemoria, lo más grave es los salarios de miseria que pagan a sus trabajadores. Así estamos viendo y viviendo la incongruencia de nuestros políticos, anticipados y remisos del presupuesto, que antepone su interés individual y de grupo. Aparte es un mal ejemplo para la sociedad, pues se da cuenta del desbordamiento de sus discursos que en tiempos electoreros derraman miel en su oferta política.

Un desatino la decisión de los aspirantes de asistir, pues no se necesita ser un erudito en política para darse cuenta de la verdadera intención de la invitación. Por un lado, incluye a los más mencionados en la sociedad, pero excluye a personajes que por lo menos tienen el deseo de competir por la candidatura de sus partidos.

¡Qué vergonzoso el papel de estos políticos! ¿En qué papel dejan a sus partidos, que sin mediar la ética y la moral, se desbordaron en su participación?

¿Qué papel representamos los militantes en nuestros partidos? Por lo visto somos esa masa que solamente buscan en tiempos electorales. ¿Cuándo nos permiten participar? ¡Nunca! Para ellos únicamente somos una borregada cautiva de sus partidos, para cargar el trabajo, compañero.

¡Qué vergüenza con estos políticos que corren prestos a la convocatoria de los pocos, y no corren a la convocatoria de los desposeídos, de los olvidados de la justicia y del bienestar social, que somos la mayoría!

¡Qué falta de respeto!

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