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Policías y ladrones

Dr. Fernando Antonio Herrera Martínez.- Uno de los grandes problemas de los municipios en México, por supuesto, en Chihuahua también, es que los mandos de las policías municipales y de tránsito en los municipios que tienen las dos corporaciones bajo su control, son el principal dolor de cabeza de cualquiera de los alcaldes.

Hoy en día llegan a las corporaciones de tránsito y de policía vía academia en los principales municipios del estado, pero en la inmensa mayoría de nuestros municipios llegan sin estudios ni preparación alguna para desempeñar el trabajo.

Desafortunadamente su ánimo y motivación para hacerse oficiales de tránsito o de la policía no es el servicio a la sociedad sino como un modo de vida, y no me refiero a otra cosa que a robar al prójimo, pues según se sabe, son muy mal pagados, y eso es en todas partes, no solo en Chihuahua, sino en todo el país. El tema preocupante es que la placa y el arma de cargo junto con la unidad o vehículo de servicio son utilizados para extorsionar a los ciudadanos.

Si haces un medio alto o cometes una mínima falta, a juicio del agente de tránsito, ya no hay poder humano que te salve de una boleta de multa, en el mejor de los casos, pero hay algunos que prefieren sugerir o decir descaradamente que les des un billetito (mordida) para que no tengas que ir a la delegación y porque saldrá más barato “ayudarle” a él que pagar la multa.

En el caso de la policía no hay escapatoria si por algún malentendido con alguna persona que amerite su intervención, y si en incidente eres subido a la patrulla, alístese porque dependiendo del dinero que tengas en el bolsillo o cartera irá a los separos o celdas de la comandancia o lo dejarán bajar si resultan “bien” recompensados.

La realidad nos ha enseñado que los policías al tener un sueldo de miseria se ven obligados a “buscarle” como sea para completar el gasto del hogar. Incluso a caer en complicidades con gente que roba casas y/o personas para luego repartirse el botín. Hay quienes denuncian un robo y nunca reciben una respuesta y aunque vayan a preguntar siempre les dirán que siguen investigando cuando, en ocasiones, ya hasta se repartieron lo robado con los autores de la fechoría, y eso si les pidió permiso, porque si actuó solo y lo agarran le quitan todo y se lo reparten entre los mismos polis.

Mucha gente se queja de que los croquis levantados en el lugar de un incidente o choque entre dos autos o más, propiedad de particulares, resultan cambiados de donde ocurrieron los hechos al momento en que acuden a sus oficinas para reclamar o pagar los daños. Algunas veces, muchas, por cierto, resulta culpable quien no lo fue porque el otro tiene amigos o una palanca o, lo peor, repartió dinero entre los agentes.

Ojalá los presidentes municipales recién electos tomen cartas en el asunto y elijan con mucho cuidado a quienes van a desempañar esos empleos, y no solo a nivel de los jefes sino de todas las dos corporaciones. En cualquier municipio del país urge una limpia en esos ámbitos. ¿La corrupción policial es algo con lo que hemos aprendido a vivir?

Terquedades

Los migrantes ahora sacaron valor o desesperación, dicen algunos, para enfrentar a la Guardia Nacional y a los soldados? Si no comen, si vienen casi desnudos y se dicen enfermos. ¿Cómo pueden hacer eso?

¿Insensible? No, lo que pasa es que no me trago eso de que las caravanas son espontáneas. Para mí, y para muchos, estoy seguro, ahí hay intereses que todavía no salen a la luz.

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