Inicio ADHOCRACIA Poca política, mucha administraci´ón

Poca política, mucha administraci´ón

Dr. Arturo Castro.- Durante más de un siglo y al paso del tiempo ha existido todo un debate en el sentido del rol que juega la política dentro y fuera de la administración pública, las prioridades las establece el gobierno en turno y llegan a ser tan diferentes.

Los gobiernos en México últimamente han sido militares, políticos, tecnócratas, empresariales y el último que se detalla en todas las anteriores, aunque se reconozca como un gobierno transformador, sin nombre en el sentido de forma gubernamental.

Una de las máximas de Porfirio Díaz fue la de poca política, mucha administración, que buscaba evitar las confrontaciones de grupos en pro de un buen gobierno basado en obras y en toma de decisiones fundamentales como aquella de tener al peso mexicano frente al dólar a 1 por 1.

Sus obras subsisten, como la red ferroviaria del país, que dejó de ser transporte público en su mayoría para convertirse en traslado de mercancías de cualquier empresa y que en el caso de la fronteriza Ciudad Juárez es un dolor de cabeza cada tarde, casi siempre.

La política es un arte, la administración pública debiera ser científica para que los responsables decidan lo correcto en su encomienda, para ello se ocupan personas capaces, intelectuales o aquellas que de su vida forjaron principios y triunfos que les deja una ética sin debate.

Mucha administración ofrece mejores gobiernos, una planeación de las acciones en beneficio de la sociedad entera, sin distinciones, es aquello de ganar-ganar, el gobierno luce laureles y la población justicia social o bienestar como se le quiera llamar.

El esfuerzo de cada gobierno se observa en sus decisiones, en la intención de que la administración trascienda, para ello se requiere no mentir, no traicionar y no robar, en el hecho y no en la palabra, ya que hoy las compras son por adjudicación en forma directa, por lo que la duda existe acerca de la corrupción imperante.

Más administración y menos política necesita este gran país, que no se acaba, a pesar de los intentos y los derroches que la política ocasiona para crear césares o dioses en lugar de gobernantes responsables de crear mejores condiciones de vida para los ciudadanos de cualquier lugar.

Hoy es tiempo de aeropuertos, trenes Maya, refinerías, regalos económicos a adultos mayores, a estudiantes, a ninis, mensajes mañaneros, reformas legislativas y contrarreformas, el Covid 19, cuerpos encobijados al por mayor por todos lados.

Y las ciudades como los pueblos están abandonadas, las escuelas sin agua, sin presupuesto, los hospitales sin medicinas, los aviones sin usarse, las pugnas políticas existentes, desde afuera o desde adentro.

Lo ideal es lograr una gobernanza que tome al país para un verdadero crecimiento, que torne a una sociedad de feliz a tranquila y que la clase política no sea perseguida por revanchas existenciales desde el poder público.

La política es una actividad pura que se pervierte, la administración pública tiene todo para trascender, desde Porfirio Díaz hasta nuestros días.

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