Inicio Perspectiva Participación política y abstencionismo

Participación política y abstencionismo

Dr. Fernando Antonio Herrera Martínez.- ¿Están relacionados? Hay estudios científicos que demuestran que sí, que cuando la gente está de acuerdo con un candidato o éste le despierta confianza, vota más que cuando no la tiene. Hay desencanto en la sociedad, los resultados de sus gobernantes han dejado mal sabor de boca por generaciones.

También es importante señalar que una parte de la sociedad no vota porque tiene otras prioridades, como resolver el día a día, que con casi la mitad de la población en pobreza, no es nada fácil; también hay ausencia de cultura electoral, debido a que los anuncios de las instituciones electorales no son en ese sentido sino que se concretan, en su mayoría, al estímulo de acudir a las urnas, lo cual cae en saco roto.

¿De quién es la responsabilidad? ¿De la gente o del gobierno con sus instituciones autónomas? La cuestión es compleja, no basta decir que es compartida, que sería una respuesta lógica, porque la gente que lucha en todos los campos de batalla para sacar a sus familias de la pobreza no puede, y tampoco quiere, dedicar tiempo a esa actividad.

De lo anterior, desprendemos que estamos a merced de fenómenos sociopolíticos: por ejemplo, cuando surgen caudillos tenemos mejores votaciones que, si no se dan en mayor número de votantes, sí por lo menos, en la definición del ganador, como han sido los casos de Fox y AMLO. Que los caudillos abanderen causas diferentes poco importa y la muestra son los mismos dos mencionados que ofrecieron y llevaron -lleva- gobiernos completamente diferentes.

La sociedad mexicana y la nuestra en Chihuahua no perciben, por lo menos hasta ahora, que sus gobiernos estén interesados en trabajar para resolver la compleja problemática de fondo, sino que cada gobierno se empeña en un proyecto que casi nunca ha coincidido con el anterior ni se espera que se conecte con el siguiente. 

¿Qué necesita un estado? Que su gente tenga alimento, techo, paz, libertad, etc., pero para lograrlo se requiere de una organización que involucre a todos los sectores, entonces surgen las dificultades motivadas por las diferentes y legítimas diferencias en el pensamiento político de las personas y sus organizaciones partidistas.

De lo anterior se da la negociación para llegar a lo que es posible, pero ojalá y ese esfuerzo estuviera siempre encaminado a resolver lo dicho líneas arriba, porque se da con mucha frecuencia que toman acuerdos para llevar agua a sus molinos, dejando de lado las necesidades apremiantes de la gente.

¿Cómo ayudar al gobernante en turno a sacar sus iniciativas, si ello puede presentar oportunidad de fortalecerlo y con ello que vuelva a ganar ese partido las mejores posiciones? Regresa entonces la negociación y surgen políticas públicas que resuelven a medias alguno de los rubros sociales. 

¿Hay egoísmo político? La respuesta pareciera sencilla contestando que sí, que los partidos siempre pretenderán sacar raja política de sus apoyos en bloque cuando de votar en los cuerpos legislativos se trata, pero también hay que entender que la política es eso: lograr lo mejor poniéndose de acuerdo, defendiendo cada quien sus plataformas políticas que los han agrupado.

Entonces el problema no está en que los partidos no quieran resolver los problemas sociales sino que difieren en la forma de hacerlo. Por ejemplo, una parte de la sociedad está de acuerdo con la pensión universal, pero otra no lo está en cuanto a los apoyos a los mal llamados ninis.

La educación es otro tema en el que hace falta tomar decisiones que abran oportunidades a todos, porque de la preparatoria en adelante es caro y difícil para muchas familias seguir apoyando a sus hijos. Si analizamos todo, encontramos puntos que convergen. Por ejemplo, si las oportunidades de estudio estuvieran al alcance no tendríamos ninis o su número sería menor.

Entrar en la polémica de más decisiones de los gobiernos en turno llevaría a una discusión interminable; por ello, lo único que podemos pedir es que hagan su mejor esfuerzo para ponerse de acuerdo en qué hacer, cómo hacerlo, quién lo hace y con cuánto se dispone para lograrlo, apoyados en cronogramas de evaluación y seguimiento de sus acciones.

Maru Campos tiene una excelente referencia de su trabajo en la capital. Jesús Valenciano la tiene de su trabajo como diputado local. Cruz Pérez Cuéllar la tiene de su gran trayectoria política. ¡La mesa está puesta, manos a la obra y muy buena suerte!

Artículo anteriorCosas de la naturaleza: El caso Fonden
Artículo siguienteEn la Hoguera