La esperanza es un sueño despierto. Aristóteles, filósofo griego
Cuauhtémoc Monreal Rocha.- En el Siglo de Oro hubo un bato español que escribió: ¿Qué es la vida? Un frenesí… una ilusión… que toda la vida es sueño y los sueños, sueños son. Su nombre: Pedro Calderón de la Barca. Acodándonos de él, por lo siguiente:
En una fotografía aparece muy risueño el alcalde de acá de este lado, acompañado de un personaje asiático (no estaba escrito su nombre), leyéndose en el texto que empresas surcoreanas están interesadas en Juárez. Esperan invertir en industria tecnológica, que genera mejores sueldos que las tradicionales, asegura el funcionario municipal.
Hasta aquí “tutto bene”, lo malo del asunto o de la nota, es que… según la misma autoridad municipal, no hay nada en concreto, ni en la transformación urbana, agregamos nosotros.
Y en cuanto a los mejores salarios, aquí es donde entra lo de… soñar no cuesta nada, pues los sueldos o salarios de los trabajadores de la industria maquiladora, en realidad, no se mejoran, siguen siendo mínimos, por mucho que se diga que ahora sí, en cuanta nueva “maquila” se instale, los salarios serán mejores. No perdamos la esperanza.
Sin embargo, según los enterados, los sueños son una parte esencial en la vida de las personas y muchas veces esos sueños dirigen nuestra vida hacia un logro determinado.
Claro que no todos los sueños se hacen realidad y quedan solo en eso, en sueños, aunque existe la romántica idea de que soñar puede motivar al individuo o individua, por aquello de la igualdad de género, a triunfar en su día a día.
Se vale soñar y sigámoslo haciendo, no cuesta nada, nosotros, mientras tanto, cantamos: Soñar en noche de luna, oyendo que el mar canta, canta y que pintada en la noche, la Luna se ve blanca, blanca… Vale.