Inicio FRASEARIO A propósito del Día Internacional para la Reducción del Riesgo de Desastres

A propósito del Día Internacional para la Reducción del Riesgo de Desastres

Aída María Holguín Baeza.- Aunque es poco conocido, el Día Internacional para la Reducción del Riesgo de Desastres tiene -en términos generales- la misma importancia y valor que el resto de los Días Internacionales proclamados por la ONU.

Es decir, al igual que otros Días Internacionales, pretende movilizar la voluntad política y social para abordar y mitigar problemáticas mundiales y, además, celebrar y reforzar los logros de la humanidad en el contexto particular de cada problemática.

Entonces, en el caso particular del Día Internacional para la Reducción del Riesgo de Desastres, no solo debe servir para reconocer los avances logrados en la materia, sino también para sensibilizar a los gobiernos y al público en general respecto a la imperante necesidad de tomar medidas encaminadas a evitar nuevos riesgos de desastres y reducir los existentes.

Es en ese contexto que resulta imprescindible saber que, cuando se habla de “desastres”, la Oficina de las Naciones Unidas para Reducción de Riesgo de Desastres (UNDRR, por sus siglas en inglés) respalda la idea de que los desastres naturales no existen porque los desastres son siempre el resultado de las acciones y las decisiones humanas. Es decir, existen amenazas naturales, pero no desastres naturales.

Ya en ese contexto es que lo dicho por Jim Wallis adquiere mayor sentido en lo referente a que, a veces, se necesita un desastre para para revelar un desastre social. Y es quizás por eso que la ONU urge a crear un nuevo grado de sensibilización en torno a las acciones que deben emprender todos y cada uno de los actores implicados: los gobiernos nacionales y locales, los grupos comunitarios, las organizaciones de la sociedad civil, el sector privado, las organizaciones internacionales y la mismísima ONU.

De ahí que, si en verdad hay voluntad para reducir los riesgos, ya sean a pequeña o gran escala, tanto para los producidos por las amenazas naturales como para los ocasionados por el ser humano, lo que se requiere es la participación de todos para crear y mantener una cultura de prevención que realmente sirva para evitar la aparición de nuevos riesgos de desastresy reducir los existentes.

Y si eso llegara a no ser posible -aclara la ONU- entonces urge, al menos, tener sistemas de información y de alerta temprana centrados en las personas porque solamente así será posible estar preparados para responder de manera adecuada, rápida y eficiente a cualquier tipo de catástrofe o desastre; lo cual implica aminorar el daño a las personas, los bienes y los medios de vida; y como los efectos de los desastres son más devastadores en el ámbito local, los gobiernos municipales y regionales son los que deben trabajar urgentemente en prepararse para responder ante los posibles desastres.

En esta ocasión, concluyo parafraseando lo dicho alguna vez por la empresaria checa, sobreviviente del tsunami del océano Índico en 2004, Petra Nemcova: No podemos detener las amenazas naturales, pero podemos armarnos de conocimiento. No se perderían tantas vidas si hubiera suficiente preparación para los desastres.

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