Inicio Versus Morir peleando

Morir peleando

Barrera de Sol

Por Manolo de la Laguna.- Ya era hora de que rompiéramos el apando familiar y como se presentó la ocasión, nos hicimos a la mar y acá andamos, nadando como tritones, aunque eso sí, a estas alturas de la “mia vita”, ya andamos bien bofos, pero qué importa que la mar se seque si ya nos bañamos una vez más en sus olas, acompañados de los amigos, donde solamente nos acompañaba otro taurino, el resto de la gleba, ni siquiera habían oído hablar de la fiesta brava como buenos “american citizen” o como se escriba. Eran del otro lado.

Y como andábamos en el mar, nos acordamos de una vieja y preciosa canción: Abril en Portugal, tu noche es ideal, allí todo es amor y vibra el corazón, canción sentimental que me hace recordar, aquel abril en Portugal… pues este país lusitano, también esta bañado por las olas del mar, siendo además tierra taurina como su vecina España, aunque allá predomina el rejoneo y se lucen hermosos caballos lucitanos, los cuales se educan a la alta escuela y cuestan un dineral, así como su manutención.

Portugal, como tierra de fados y laudades, tiene una plaza de toros en Campo Pequeño, que es taurina a más no poder y en este coso,  sucedió un hecho curioso que vale la pena recordar y para quienes nos hacen el favor de leernos, recordarlo si lo saben y si no, para que lo sepan, como la ven. El dato histórico dice que en Campo Pequeño, una tarde se lidió un encierro  de Joaquín Manuel de  Vasconcellos e Sá Grave y dentro de la lidia, salió a la arena un toro cuya bravura fue excepcional por lo cual fue indultado, ante el regocijo de la afición lusitana.

El pavo regresó a la dehesa “Galeana”, donde de inmediato el ganadero ordenó al caporal, le pusieran un buen lote de vacas bravas, para que “Marismeño” padreara y viviera como sultán, solo que, un aciago día, otro tarto bravo lo retó a pelear en campo abierto y el noble “Marismeño”, recibió terribles cornadas de las cuales no se pudo recuperar, muriendo a consecuencia de las mismas y para terminar con otro recuerdo taurino, en el año de 1864, pasó lo siguiente:

En la Plaza de Ronda, la plaza de los toreros macho, se efectuó una corrida, donde se lidiaron toros de Dolores (si vais a Calatayú, preguntá por la Dolore) Monje Vda. de Murube y uno de sus toros, también se llamó “Marismeño” que en el tercio de varas recibió 51 puyazos 51, matando cuatro caballos y por su bravura, los aficionados pidieron el indulto del bravo y noble animal, el cual no se pudo dar porque el toro murió a causas de las graves heridas que recibió de tanto puyazo.  Vale. (Juárez Hoy)

Artículo anterior“La Chela”
Artículo siguienteMineros con nuevo entrenador en baloncesto