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México: entre la razón divina de la cuarta transformación y el desastre

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México: entre la razón divina de la cuarta transformación y el desastre

Alejandro Zapata Perogordo.- La llegada de la cuarta transformación al gobierno le permitió a los morenistas implementar el desmantelamiento del andamiaje institucional de la administración pública del país, concentrando las facultades en el Ejecutivo, dotando a la presidencia de la República de un poder absoluto.

Esa situación, de por sí grave, al poner en manos de una sola persona el destino del país con todo lo que ello implica, es aún más compleja al observar la falta de un soporte filosófico. El gobierno morenista es un plan de acción, una estrategia e inclusive un movimiento reaccionario y no una forma de pensar, una ideología o una doctrina.

En efecto, el nacimiento del movimiento político morenista tenía como misión el desplazamiento de los partidos políticos tradicionales PRI, PAN y PRD, surge en calidad de una organización emergente sin apego a principios o valores ideológicos, pues si bien, dijeron pertenecer a la izquierda, en realidad no se aprecia identificación alguna al respecto.

No obstante, vino a cubrir un espacio socialmente necesario, el espíritu de combatividad y el liderazgo de quien encabezaba el movimiento caló hondo en el temperamento de la colectividad que transformó su esperanza en pasión, depositó su fe e inclusive algunos se volvieron fanáticos.

Cuando lograron su objetivo, cambió por completo su perspectiva, pues al tener la silla del poder, el siguiente paso era conservarla, debido a ello era necesario establecer reglas, definir estrategias e implementar acciones; así en principio, siguiendo la vieja tradición del régimen de mediados del siglo pasado, se exigió obediencia absoluta al jefe en turno.

Mientras, por otro lado, de forma permanente se atacó a los adversarios, propiciando además lucha de clases y persecución sin cuartel a los enemigos del régimen para mostrarlos como trofeos a las masas; en paralelo, los servidores de la nación, como brazo político, eran los encargados de mantener la estructura electoral.

Un área sensible que fue atendida con especial comedimiento, fueron las fuerzas armadas, a quienes se les destinaron las aduanas y un sinnúmero de obras en los grandes proyectos.

Tampoco pasa desapercibido el crecimiento del crimen organizado y su participación en procesos electorales, lo que desde luego no es producto de la casualidad.

En contrapartida, somos presa de la inseguridad, las libertades y derechos se han limitado, la corrupción sigue creciendo, cerraron las puertas a la transparencia y van en camino a cercenar la libertad de expresión.

Se gobierna en base a la intuición o el instinto, siempre con beneficios personales, es lamentable que sean los gobiernos extranjeros quienes denuncien las anomalías producto del encubrimiento que se otorga a los delincuentes, como el asunto del huachicol.

No existe voluntad de sacar al país del atolladero, no les interesa, esa no es su vocación, sino la de perpetuarse en el poder a costa del caos nacional, han puesto el país a la deriva, con una deuda pública histórica, inseguridad e incertidumbre jurídica.

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