Heriberto González Valencia.- El marco común europeo de referencia para la lengua es una guía que se originó en Europa para los estudiantes de lengua extranjera y que se fue expandiendo a otros países de todos los continentes, con el tiempo se convirtió en el instrumento para validar las habilidades de los estudiantes de lengua extranjera en la mayoría de países alrededor del mundo.
Los niveles que se manejan van en orden ascendente A1, A2, B1, B2, C1 y C2, los cuales describen los diferentes niveles alcanzados por cada aprendiz durante su proceso de aprendizaje de una lengua extranjera en las cuatro habilidades: escucha, habla, escritura y lectura.
En Latinoamérica ya hace bastante tiempo se habla del Marco Común Europeo como un estándar para reconocer el nivel que manejan tanto de estudiantes como de instituciones, pero surgen algunas preguntas: ¿Está puesto en contexto el Marco Común Europeo en nuestros países? ¿Tenemos las mismas herramientas y posibilidades para lograr los niveles que manejan los estudiantes de lengua extranjera en Europa?
Aunque en el aprendizaje de una lengua extranjera se deben manejar unos estándares internacionales ya que el propósito es poder comunicarse en cualquier país del mundo, también se deben tener en cuenta muchos factores a la hora de mirar los niveles alcanzados.
No se podría comparar desde ningún punto de vista a un estudiante en Italia que podría tener la oportunidad de interactuar con muchos británicos, australianos y otros; a un estudiante en Quito, donde la interacción con extranjeros es muy limitada y el idioma generalmente se limita a un salón de clase.
Las apropiaciones académicas siempre son hechas con los mejores propósitos para una comunidad, pero está en sus participantes el que estas apropiaciones den los resultados esperados de acuerdo a la contextualización que se les den.
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