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Lucrar con la salud, el gran negocio

Lic. Héctor Ramón Molinar Apodaca.- Con la llegada de la pandemia del coronavirus, nos hemos percatado de todas las grandes deficiencias que tenemos en todo el mundo. Así como lo escribo, ¡en todo el mundo!, no solo México está ante una situación difícil de salud pública, pues lo más descuidado durante años han sido los hospitales públicos, originando con ello la enorme derrama económica de lucro con la salud, a través de las compañías de fianzas y seguros que venden como oro el denominado seguro de gastos médicos mayores.

Cuando se creó el Instituto Mexicano del Seguro Social, según recuerdo en los años sesenta, en mi fronteriza ciudad natal, cuyo primer hospital es el número seis, en el área más importante del turismo en aquellos años, conocida como el PRONAF (Programa Nacional Fronterizo), ya que había supermercado, áreas de artesanías y restaurantes, se construía un edificio amplio, bonito, confortable y moderno llamado IMSS, con amplio estacionamiento además.

Recuerdo a mi padre, que en esos años era trabajador sindicalizado de la industria cinematográfica, ¡cómo llegó contento a casa a dar la noticia a mi madre! ¡Un logro más de los trabajadores! Atención médica especializada para toda la familia, con médico familiar además, y solamente requería la afiliación a través de la empresa COTSA (Compañía Operadora de Teatros). No tenía porqué preocuparse más de la salud de su familia. Incluso durante años ahorraría para jubilarse con dignidad, según expuso en aquellos años.

Con el paso del tiempo, el servicio médico y farmacia del IMSS se fueron degradando y decayendo por la falta de cupo, atención, preparación y ausencia de médicos especializados. Los administradores y directores de la institución eran designados por el gobierno corrompiendo a la sagrada misión de atender al derechohabiente. Los enriquecimientos ilícitos aparecieron bajo la impunidad del gobierno en turno.

Ante la carencia del servicio público en dotar medicinas y atención, surgieron los hospitales particulares, que se convirtieron en lugares privilegiados de lujo y para dar cabida únicamente a los pudientes de la alta sociedad. Tienes dinero, te atienden, si no te mueres. Los patrones y empresarios que pagan las altas cuotas del IMSS también se fueron alejando de sus compromisos legales que la Ley Federal del Trabajo obliga, para dar de alta únicamente a ciertos empleados y registrados todos con salarios mínimos, solo para cubrir el requisito, lo que hizo crecer la corrupción.

También las compañías de fianzas y seguros iniciaron operaciones a costos elevadísimos para otorgar seguros para los que están sanos y sin enfermedades y un sinfín de requisitos ilegibles e incomprensibles, para evadir el compromiso adquirido ante el asegurado, al que le venden las perlas de la virgen y a la mera hora, salen con infinidad de pretextos para no saldar la cuenta y hasta se tiene que pagar un porcentaje de deducible.

Ante la escasez de medicamentos, los laboratorios supieron vender también según el estrato social al que pertenece el solicitante, pues denominaron a las medicinas como genéricas, que son más baratas que las de patente, o de marca. Algo así como la ropa y el calzado. La marca es la cara.

Entonces el negocio de las farmacias superó las expectativas de ventas y en todo el país tenemos franquicias que tienen amplio surtido para clase media y rica. Los pobres se van a las farmacias similares, porque el medicamento no es de marca reconocida.

El tema es que la corrupción creció durante más de cuarenta años. Lo que se creó con una finalidad noble y como un derecho humano, se dejó de lado y los funcionarios públicos que están en todas las áreas municipales, estatales y federales, responsables del servicio y atención a los pacientes, son corruptos. Menos la planta de médicos familiares. Esos trabajan hasta donde pueden y de acuerdo a su capacidad.

El gran negocio de la atención médica abarca a las universidades públicas y privadas que han monopolizado a la profesión de médico, disminuyendo el cupo para estudiar y casi imposible obtener una especialidad. Es inaudito que haya tan pocos especializados en las diversas ramas de la medicina, porque está acaparado para unos cuantos. Tan mal estamos que en Ciudad Juárez no tenemos hospitales públicos de tercer nivel, y en los particulares son muy pocos los que atienden.

El virus desnudó a la corrupción existente en las instituciones públicas del país. A pesar de tantas denuncias en el pasado que jamás fueron atendidas. Increíble que los exdirectores y administradores del ISSSTE y del IMSS, principalmente, están millonarios y desde luego que no se atienden en esas instituciones, porque también compraron con nuestros impuestos, sus seguros de gastos médicos mayores, con cobertura en el extranjero.

Abogado@hectormolinar.com

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