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Los libros de texto gratuitos de siempre

Dr. Arturo Castro.-En 1960 se repartieron por primera vez los libros de texto a la niñez mexicana. El Secretario de Educación, Jaime Torres Bodet, lo anunciaba y distribuía entre campanas y jolgorio del gobierno a la sociedad.

Durante décadas se agradeció el apoyo de estos materiales a las escuelas primarias del país, los maestros los distribuían en tiempo y forma al inicio de cada nuevo año escolar.

La discusión estaba en todo caso en su reparto, no en sus contenidos en los que se ponía y se quitaba, sin debate alguno, que si la materia de civismo, que si el español eran solo algunas materias necesarias, que se volvieron innecesarias y luego necesarias otra vez.

La Comisión Nacional de Libros de Texto Gratuitos tiene el encargo de su hechura, su modificación y su distribución apegada a la normatividad que incluye a padres de familia y maestros, entre otros, a participar en ello.

Hoy la polémica es parte de las mil anteriores que ha creado este gobierno socialista con intereses capitalistas. Todo el sexenio se ha discutido de todo para nada, solo como grandes distractores de lo realmente importante que incluye el desarrollo y la pobreza.

Ese pueblo bueno y sabio que además es pobre y al parecer lo seguirá siendo como una manda permanente sin saber claro que lo es, ya que su vida es normal como la de cualquier otro.

Los libros de texto siempre han tenido una dimensión social y científica a la que se le agrega el humanismo que ocasiona diversos encuentros que seguramente no llegarán a mayores.

Se dice que se realizaron los cambios en lo oscurito, sin participación de los interesados, que además nunca habían reclamado ese derecho porque el sistema estaba tranquilo por demás.

En la actualidad el sistema opera igual, solo con un gobierno que enfrenta por enfrentar a tirios y troyanos porque de los chairos y fifís ya no se habla, es la conveniencia del Estado el dirigir los temas de la cosa pública.

Se habla de una imposición ideológica en el conocimiento porque en la introducción de los libros se lee un pensamiento de Federico García Lorca en el que se rescata su frase de que “No solo de pan vive el hombre” y en la que se solicita un acercamiento a los libros como mandamiento.

Las lenguas de doble filo hablan de coautores de esta edición de origen venezolano y cubano como si estos países nunca hubieran estado en nuestra historia fraterna.

Los libros vienen de la visión de competencias a la de proyectos, teniendo una referencia histórica, de género, de religión y de buena alimentación como ejercicios diarios para despertar la creatividad en los estudiantes.

Los estudiantes entonces aprenderán además a hablar como cualquiera de los pueblos del país, para no olvidar el jorongo y el sombrero zacatecano como símbolos mexicanos, se discute el uso de la “s” como si fuera el eje principal de la educación pública.

No es un error gramatical, es la forma de expresión de algunos pueblos que la seguirán teniendo al no seguir lo mandatorio que establece la Real Academia de la Lengua Española.

La “s” en entendistes, en hicistes, en volteastes no modifica de facto ni de ciencia un conocimiento sexenal en la educación primaria, la discusión del análisis que conlleva la expresión “subir para arriba” es inútil, cuando es solo un barbarismo del pueblo mexicano.

“Salir para afuera” es una expresión popular que al ser analizada académicamente por los niños les ayudará a entenderlo mejor y apreciar las correctas maneras de expresión.

Cantinflas nos recreó con aquel “oríllese a la orilla”, causó risas que no llegaron a ser discusión alguna porque formaba parte del léxico de aquel país que es igual pero diferente al nuestro.

Las cuestiones de género serán explícitas en aquello de las muchas “t’s”, del estudio de la sexualidad, es el mundo que tenemos hoy. ¿Entonces de qué se asustan los viejos que recibían coscorrones que ya no se pueden dar?

Los libros de texto se cuestionan porque desde el gobierno se origina tal hecho, la división se provoca a cada instante, parece un placer perenne que deja satisfecho a alguien que sin decir nombres se conocen por demás.

Como profesor de educación básica tuve acceso durante mucho tiempo a estos libros editados en tiempos diferentes, nunca causó problema ni debate, solo la responsabilidad del cumplimiento frente a los alumnos como tal.

Los libros de texto son los mismos de siempre con contenidos diferentes y acorde al tiempo que se vive, hablar por hablar es la responsabilidad de cada quien.