Dr. Fernando Antonio Herrera Martínez.- El más terrible de los gobiernos lo ha tenido Chihuahua en la figura de un sujeto llamado Javier Corral. La hipocresía y el histrionismo fueron su eterna fachada ante la sociedad y la gente de bien.
Pudo engañar por años a muchos, pero no puede engañar para siempre a nadie. Sus desvíos pudieron ser vistos con respeto, pero utilizó el poder como gobernador para regocijarse de esos promiscuos y escatológicos gustos.
Además de que es güevón, con G, ratero y extranjero (nació en El Paso), no es ni ha sido mexicano. Es chocolate, como los carros chuecos y es chueco con todas las personas. No tiene amigos, no es leal. Tiene compinches en el Poder Judicial de Chihuahua y su desvergüenza es de tal envergadura que se arrima al presidente mostrando necesidad a sabiendas de que podría obtener una limosna.
Los magistrados de Chihuahua, iniciando con su presidenta, cargan con la desgracia de ser sus deudores y le sirven como a un sultán de gustos obscenos y depravados, que él cree son exóticos.
Su viperina lengua tiene en la cárcel a César Duarte con la complicidad de la presidenta de ese poder que le debe obediencia perruna al pervertido que renunció al partido que le dio todo y al que él desprestigió siempre. ¡Que se vaya con sus acciones escatológicas a donde haya estiércol que es el ambiente del que disfruta!
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