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Las redes sociales y la salud mental

Psicólogo Josué Esteban Ortiz Ortega.- Las redes sociales son plataformas digitales que permiten el intercambio de información mejorando el contacto de la gente, pero también muestran una ventana a la vida privada de los demás, permitiendo que nos enteremos de cosas que no sabríamos sin estos tejidos colectivos en nuestra vida cotidiana.

Trajeron cosas constructivas a nuestra vida y nos otorgan la posibilidad de preparar lo mejor que tenemos para ofrecer, como experiencias positivas de nuestra existencia. Pero poco nos abrimos a los demás, ya sea por temor al rechazo o por no parecer molestos.

Habiendo sido formado como psicólogo, puedo detectar mucha desinformación a través de nuestros mismos contactos ya sea de Facebook, Twitter, Instagram o TikTok acerca de pensar positivo, ser felices siempre e ignorar los malos pensamientos y muchas prácticas inadecuadas para “cerrar ciclos” o hasta consejos insípidos que inspiran una forma narcisista de afrontar los problemas de los demás en lugar de buscar ayuda profesional.

No digo que estas publicaciones tengan un trasfondo malvado que busque arruinar la vida de los usuarios del internet, -reconozco que están orientadas a ayudar al prójimo-, pero no quita que muchas de estas cosas son infundadas o pueden incluso empeorar situaciones específicas.

Algunas de estas publicaciones mencionan cosas como “para qué ir al psicólogo si con remodelar mi cuarto me cambia la vida” o te aconsejan: “los individuos depresivos y suicidas solo buscan atención”, dando así respuestas de apoyo como, “YO estoy aquí para escucharte”, “YO estoy aquí a tu lado”, “Lo siento tanto por tu dolor”, dando a entender a quien busca del auxilio, que la persona que importa no es él, sino quien te dice que te va ayudar, pero esto NO ayuda.

Tenemos que poner atención a lo que nos quieren decir y no robarnos la conversación. Estas personas son conocidas como “usurpadores de la palabra”, son individuos que de manera inconsciente (o consciente) suelen ser malos escuchas haciéndote sentir impotente, desesperado o hasta enfadado de ver esta conducta egocéntrica y presumida o incluso condescendiente.

Éstos suelen cortar lo que dices, dando una opinión o una experiencia para demostrar que saben igual o más que uno o que sufren igual o más. 

Cómo consejo, al hacer esto con una persona que pasa por ansiedad, depresión o intento suicida, solo empeora la situación porque siembran dudas como: “si es tan sencillo como dice, ¿Por qué batallo yo? ¿Qué estoy haciendo mal? ¿No es suficiente lo que hago?”.

Esto va ligado a las publicaciones donde dicen ser sujetos abiertos a escucharte si tienes un problema. Es bueno que exista gente dispuesta a cargar con ese peso, pero no podemos apoyar a nadie solo con buenas intenciones. 

Como experiencia personal y profesional, me he acercado a varias de estas personas y ninguna supo en realidad qué hacer o qué decir, solo un “te entiendo, qué mal que pases por esto, me tengo que ir” dejándome en peor condición a la que llegué. 

Aconsejo que busquen información de fuentes confiables, no de páginas de dudosa procedencia, acérquense a profesionales de la salud. Hay que perder el miedo a acercarnos a estos expertos para buscar ayuda. No tiene nada de malo decir que acudimos con un psicólogo y no debería importar si los demás lo consideran algo malo, al final, es para mejorar nuestra estabilidad emocional y salud mental. Es necesario cambiar esa mentalidad. 

Como psicólogo en “Sumando Esfuerzos por Juárez A.C.” se acercan numerosas personas a buscar ayuda psicológica, pero no se refieren a mí como “licenciado” o “psicólogo”, más bien, me llaman “doctor” y supongo que es un estereotipo común de la sociedad mexicana al acudir con un/a psicólogo/a, ya que la salud mental es, al final de cuentas, de un profesional de la salud… mental. Y eso somos los Psicólogos.

Ahora, ¿Qué podemos hacer?  Podemos crear páginas en las redes sociales para divulgar información verídica. Por mi parte he creado varios PodCast para aconsejar a los jóvenes y sus padres de una manera no tan cuadrada, fácil de digerir y sencillo de escuchar.

Pero si en verdad queremos cambiar y apoyar en esto, podemos darnos la libertad de seguir páginas dirigidas por especialistas del ámbito de la salud y hacer que llegue esta información importante a quienes lo necesiten. 

No obstante, no olvidemos que no todo podemos solucionar y es importante cultivar la sabia costumbre de derivar los casos que no podemos solucionar, eso sí, agradeciendo la confianza que las personas depositan en nosotros y acompañarlos en su proceso de recuperación si es necesario. Al final, todos queremos ser escuchados, pero muy pocos nos damos a la tarea de verdaderamente escuchar al otro.

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