Jorge Quintana Silveyra.- La pandemia que estamos viviendo en nuestro país, nos ha traído un cúmulo de nuevas vivencias y enseñanzas, que con el paso de los años se convertirán en experiencias fundamentales para la convivencia social.
El inicio del ciclo educativo 2020-2021, ha puesto de manifiesto el rezago tecnológico en la sociedad mexicana, ahora, es evidente que la brecha digital, tanto en conocimiento como en disponibilidad de tecnología y dominio de las herramientas por estratos sociales y nivel educativo de la población, es un obstáculo para desarrollar la enseñanza y sobre todo provocar la mejora de la calidad del proceso educativo.
Después de años de analizar, mejorar y actualizar las experiencias auláticas para una mejor educación, hoy, el aula en el concepto tradicional, desapareció. Por más que creamos que la sociedad escolar se ha mantenido actualizada en el uso de las nuevas tecnologías, en la vida diaria y en la escuela, la realidad es muy distante de lo deseable en nuestra sociedad.
Además de la crisis económica y social que estamos ya experimentando, el retraso en la educación nos va a hacer mucho más difícil superar los retos de la evolución social.
Lo que más rezaga a una sociedad es la ausencia de política educativa, hoy las soluciones para enfrentar la problemática del hecho educativo, en todos los niveles de educación formal, está topándose con la realidad del desequilibrio económico y, por lo tanto, veremos un estancamiento de aquellos que no tienen acceso a los medios de comunicación y a computadoras o teléfonos digitales. Esta circunstancia los sumirá más en la injusticia social y el deterioro de expectativas de mejora en la calidad de vida.
La baja del 18% en el PIB, el déficit del 10% en la economía y el desempleo, aunados a la deficiencia en el sistema educativo, no nos auguran un futuro positivo; al contrario, representa una cruda realidad para la generación de jóvenes y niños que hoy viven esta nueva normalidad.
Es importante, muy importante, que estemos preparados para vivir esta nueva realidad que más temprano que tarde, se estará presentando en nuestra sociedad.
Cada vez que iniciamos un nuevo plan de educación, estamos retando a la consecución de un mejor país para todos, la experiencia así lo demuestra.
Pongamos pues todos y todas el mejor de nuestros esfuerzos para lograr que las lecciones que hoy estamos recibiendo, sirvan de acicate para mejorar de una vez por todas como sociedad, como gobierno y como seres inteligentes. Demostremos que valoramos a la humanidad.
Niños, niñas y jóvenes, son los acreedores a los que debemos un mejor mañana.