Dr. Fernando Antonio Herrera Martínez.- La gobernadora María Eugenia Campos Galván dijo que le dolió presenciar los daños en Palacio de Gobierno, ocasionados por la manifestación de colectivos feministas, el pasado 8M; expresó también que sintió dolor por la actitud de las mujeres, luego hizo un llamado a que opten por la vía pacífica. Era la primera ocasión en la que veía un monumento sumamente dañado por pintas y destrozos, donde utilizaron martillos, llaves stillson y objetos incendiarios.
Efectivamente, lo que describe Maru, gobernadora de Chihuahua, es violencia, sí, pero el contexto que la provoca deja muy claro que no alcanza ese calificativo al ser realizado por quienes sufren de verdad la VIOLENCIA. Maru misma sufrió esa violencia psicológica y de persecución por su antecesor, así que debemos estar seguros de que la entiende muy bien.
Entonces, violencia es cuando violan y/o matan a una mujer. Violencia que es cada vez más frecuente y, también, impune, en la mayoría de los casos. Esa es la verdadera violencia contra las mujeres vejadas, golpeadas a diario, humilladas siempre, al amparo de un machismo hogareño, en término satírico, pero también policiaco que las victimiza más, cuando la denuncia de la mamá de alguien que no llegó a casa es tomada a chunga y le dicen: anda con el novio, o se emborrachó y está en casa de una amiga; después, cuando hallan el cuerpo, ya no dicen nada, solo es otra carpeta.
Lean a la esposa de Hermosillo en El Diario de Chihuahua en días pasados. Esa es violencia. Revisen la persecución por Corral a las familias de las víctimas de los llamados Expedientes X, esa es violencia. Recuerden todas las amenazas contra Maru para obligarla a dejar la candidatura a gobernador; esa es violencia y abuso de poder.
Esa otra, la del Palacio, es violencia, sí, pero producto de una impotencia de mujeres y de la sociedad por lo que vivimos todos los días. Porque la orden de no perseguir a nadie nos deja en la indefensión. Las cosas materiales se recuperan, los daños psicológicos nunca, el tiempo en la cárcel tampoco. ¿Un monumento? Sí duele, pero no se puede comparar con una vida perdida a manos de un feminicida.
No confundamos los tipos de violencia. Las mujeres se manifiestan y tratan de dar un mensaje con violencia, pero es incomparable con la que sufren.
Sin embargo, hablando de violencia. ¿Alguien se ha fijado en la violencia pasiva contra las víctimas de los Expedientes X, que todavía traen tobillera y casa o ciudad por cárcel y sus bienes embargados o congelados? Eso también es violencia, no puede calificarse de otro modo; es violencia contra quienes han sufrido lo indecible de la violencia, extorsión, tortura, persecución de sus familias.
Está bien el llamado de Maru a las mujeres, pero también hay que decirle a quien corresponda que detengan esa violenta pasividad para resolver sus pendientes. Esa violencia pasiva es dañina y extiende el sufrimiento de las víctimas. ¿Es que nadie lo ve?
Terquedades
La entrevista de la señora Hermosillo es desgarradora, la de Esparza, la de Tarín, la de Villegas, etc.
La muerte de Lázaro en prisión por Covid, sin recibir atención porque simplemente no quisieron dársela, una crueldad extrema.
La huelga de hambre de Esparza para lograr su operación de hernia hiatal. Eso es violencia.
Señora Presidenta del Tribunal Superior de Justicia, deje la violencia pasiva retrasando la justicia.