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La teoría de lo absurdo en la imagen política

Dr. Arturo Castro.- Las leyes se hicieron para violarse, dice un conocido dicho popular. Seguramente son la garantía de la norma de convivencia social, política, empresarial, deportiva o cualesquier otra.

La ley electoral propone tiempos para el desarrollo de la propaganda y de las campañas políticas, los protagonistas, sin tener un gran genio, hacen la burla en cuestión de su propia imagen frente a la sociedad.

El país está repleto de imágenes fotográficas con exitosas frases dirigidas a acaparar la atención popular para la elección del próximo 2024, se quieren comer el pastel antes de partirlo. Lo han logrado sin problema.

Aquello, presumiblemente conocido como actos anticipados de campaña, ha quedado sin efecto por medio de un simple invento que habla de los protagonistas con entrevistas, diálogos o premiaciones, cuyo fin es de propaganda electoral y no de un contenido expuesto.

No hay propaganda libre sin gobierno propagandístico, quien dirige las políticas públicas es el principal infractor, enfrentando a un instituto regulador dominado por el miedo ante la amenaza de su desaparición.

La propaganda ofrece la imagen de políticos como los grandes promotores de la grandeza nacional, como las nuevas generaciones necesarias que siempre han existido, como la presunción de logros personales que nada tienen que ver con la colectividad.

Los políticos, son ellos y ellas que intentan difundir el mejor rostro que reproduzca un resultado, primero en simpatía a través de fotos retocadas que se conviertan en votos efectivos el día electoral.

Nunca como en este 2023 se había observado la gran cantidad de publicidad político-electoral. Se observan tirios y troyanos buscando estar en el próximo ejercicio gubernamental o legislativo.

El costo es tarea de cada quien, es lo de menos aunque sea lo de más; la política tiene un financiamiento que va de lo particular a los intereses creados que todos conocen y que nadie sabe explicar.

Es toda una inversión que en el momento de la negociación en el cuarto de guerra, aporta un valor que permita alcanzar seguir en la clase política, denostada últimamente por llamarla clasismo, aspiracionismo o conservadurismo.

La propaganda electoral es importante para la difusión de la imagen personal y de las ideas que se buscan vender a la sociedad; se hace a través de medios descritos anteriormente que impacten a más de uno positivamente.

Se realiza a través de empresas registradas y fantasmas, estableciendo una comunicación abierta, violando la ley razonablemente. De ahí que la autoridad se sienta rebasada en la interpretación de las acciones realizadas.

La ley electoral contempla tiempos de inicio y fin de los procesos electorales en todos sus ámbitos, los políticos que califiquen en esta trama podrán sentirse responsables de ello, aunque se les resbale con la indiferencia y denostación manifiesta en todo momento.

El país está inmerso en un proceso electoral que aún no comienza, con una sociedad actuante y debatiendo a cada instante las ideas que expresan los aspirantes, con un gobierno que dejó de gobernar para sentir el éxtasis de realizar una campaña política, permanente por demás.

Parece un país ingobernable que tiene a una sociedad cómplice, beneficiada a través de las mismas dádivas que se repartieron en el pasado, criticado como culpable de lo que es y se tiene hoy.

La propaganda espectacular ha crecido enormemente en el país. Los permisos han fluido para generar fortunas rápidas. Se dice que vienen de la corrupción o del tráfico de influencias, tienen renta garantizada, van de azoteas y grandes pilares con exhibiciones diferentes pero iguales por las principales avenidas del país.

Gobierno y sociedad tienen leyes y normas que amparan la relación dicotómica que se tiene, se busca un desarrollo que los lleve a mejores condiciones, sin las provocaciones de lo anterior que sucede por la anuencia de los dos.

La propaganda electoral es un sueño político que sirve para modelar un rostro amable ante un pueblo que requiere tótems para seguir consignando la historia.

Alberto Camus refiere que lo absurdo surge del conflicto entre el orden y la indiferencia, lo que frente a ello representa la nulidad de los sentidos.

En el caso en comento, solo los morenos y los panistas lo son, los priistas se reservan el derecho a publicitarse, tal vez por la carencia de recursos o por la nula posibilidad de ganar en un tiempo diferente que nunca se esperó ver en aquel México que se nos fue.