Inicio Perspectiva La ruta imposible

La ruta imposible

Dr. Fernando A. Herrera M.- Siempre nos preguntamos cómo le hacen los emigrantes para llegar a la frontera con EU sin recursos, aunque de paso, todavía los extorsionan y les quitan grandes cantidades de dinero.

Salen de Haití, Dominicana, Venezuela, Nicaragua, Honduras, El Salvador, Guatemala y de todos los confines de México con hambre, sed, se supone que sin dinero, temiendo por sus vidas y perseguidos por mafias o huyendo de la hambruna y la falta de trabajo.

Hay vicisitudes en el camino, como la tragedia ocurrida en Tamaulipas, particularmente en San Fernando, donde masacraron a decenas enterrándolos clandestinamente y en otros lugares del camino igual los secuestran y esclavizan en beneficio de las mafias.

Solo de pasadita recordemos el caso de Búfalo y Aldama, donde tenían a miles de trabajadores esclavizados y en condiciones insalubres e inhumanas. Si usted no recuerda el tema, para ayudarle le diré que de ahí se desprendió el asesinato de Kiki Camarena y el encarcelamiento de Caro Quintero, Miguel Ángel Félix Gallardo, don Neto, el Güero Palma y muchos otros de la primera mafia organizada en aquellos tiempos. Esa historia sigue viva, don Neto en cárcel domiciliaria por edad, Félix Gallardo sigue en chirona y Caro Quintero libre y perseguido por EU.

Volvamos al tema. ¿Con qué se trasladan estos miles y miles de emigrantes? Se supone que vienen a pie y sin dinero, entonces ¿qué comen? ¿Aire? Es cierto que vemos cómo la Guardia Nacional, el Ejército y la Migra mexicana los maltratan, encierran y devuelven a su país de origen y, sin embargo, la frontera de EU sigue saturada, invadida de hombres, mujeres y niños desesperados por entrar a ese país.

¿Quién los financia? ¿Quién los traslada? ¿Cómo es que llegan por miles y miles? ¿Hay algo macabro preconcebido? No lo sabemos, uno se pregunta cuando escucha que cientos, ¡miles! de niños vienen solos caminando. ¿Acaso somos idiotas para creerlo? Preguntas hay muchas y lo peor es que las respuestas, porque las hay, son terroríficas y ninguna autoridad las daría a conocer y, mucho menos, las reconocería.

¿Qué se pretende provocar? ¿Hacia dónde apunta esta maligna estrategia? ¿Es una diáspora dirigida para construir un escenario preconcebido? De los mexicanos debemos entender que la emigración es natural, que somos vecinos de un país con grandes oportunidades que México no tiene para un gran sector de la población, así que eso se cuece aparte.

De La Española, la isla que comparten Dominicana y Haití, se requiere de embarcaciones para salir, ¿de dónde les llega el dinero para pagar el viaje? ¿O acaso así como dicen que vienen caminando, de allá salen nadando?

De cuánto dinero hablamos para que miles lo hagan al mismo tiempo y aunque regresen miles y miles, repito, aun así son más los que se amontonan en la puerta de Estados Unidos.

Hagamos algunos ejercicios del esfuerzo que debemos creer que hace esta sufrida gente:

Viajar a pie desde Venezuela significa 4,500 kilómetros, el hombre más veloz de la tierra hace 100 metros en diez segundos que equivale, si fuera capaz (que no lo es, nadie lo es) a 36 kilómetros por hora, así que un hombre común podría avanzar unos kilómetros al día, por más rápido que vaya, con esposa, a veces embarazada, o niños descalzos y a veces enfermos cargados en el lomo.

La estadística dice que la media es de más o menos 7.5 kilómetros por día; ¿entonces, debemos creer que de Venezuela caminaron 600 días? ¿De Nicaragua 578 días? ¿De Honduras 347 días y de El Salvador 496 días, y del más cercano que es Guatemala 438 días?

Ya no hagamos cuentas de los días nadando -es broma-, viajando en botes o barcos para llegar, en algunos casos hasta Brasil. ¿Se imaginan la distancia hasta EU? Son 7,300 kilómetros. ¿Se vienen caminando desde allá?

Marcelo Ebrard, el canciller, dijo que venían de Chile y no de Haití, nomás faltó que nos dijera que el trayecto lo hicieron en burro para que fuera acto de fe, ahora falta que Marcelo pretenda ser uno de los 4 evangelistas.

¿Hay gato encerrado o un plan maquiavélico para propiciar alguna situación que genere las condiciones para algo impensable? La respuesta está muy bien guardadita y los que saben de qué se trata nunca nos lo van a decir.

La especulación cabe porque no se entiende el fenómeno de esta diáspora tan grande y tan inhumana.

Colofón: perversidad “mugratoria” con la manipulación migratoria.

Artículo anteriorPierde su registro Nueva Alianza Chihuahua
Artículo siguiente¿Quién pegó o quién pegó primero?