Raúl Ruiz.- Cada vez se pierde más el sentido original de la Navidad, de las posadas. Ahora todo es frivolidad y diversión. Lo rescatable es que en esta fecha se renueven los sentimientos entre los familiares y amigos. Dejar de lado las envidias, los rencores.
Para los creyentes, son fechas santas. Se conmemora el nacimiento de Jesucristo, la peregrinación de María y José para proteger el nacimiento de Jesús, pues el malvado Herodes había dado la orden de matar a todos los niños menores de dos años, pues le habían dicho que nacería el rey de reyes.
Para los no creyentes, son fiestas de emborrachamiento, pretexto para el jolgorio, pero la gran mayoría, sin ser tan proclives a la celebración religiosa, aprovechan la ocasión para despojarse de sus malas vibras.
Les llega una repentina necesidad de reconciliarse consigo mismos, perdonar y entrar en catarsis; para retornar el año siguiente a llenarse de rabia, resentimientos, odios, engaños y otros reniegos. Buscan frases de temporada que envían por WhatsApp o las pegan en sus muros de Facebook, para dar la sensación de tener una familia unida, trabajadora y feliz.
Como sea. Son fechas de reconciliación, ojalá deveras pudieran perdonar los agravios sufridos y no retornar a la confrontación familiar. Esos son mis deseos para esta Navidad. Desde luego que deseo me sigan leyendo y sean felices en la medida de sus posibilidades.
Les anticipo que el viernes por ser Navidad, no habrá edición de Cartapacio, así que anticipadamente les deseo…
¡Feliz Navidad!
