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La expresión solemne de nuestra Fe

“Y llegándose Jesús les habló, diciendo: “Todo poder me ha sido dado en el cielo y sobre la tierra.” (Mt 28, 18)

Antonio Fernández.- Tenemos medios y formas para despertar la conciencia hacia la expresión solemne de nuestra fe, al avanzar la Santa Misa entramos a una parte llamada Kyrie eleison, que significa; “Señor, tened misericordia de nosotros”.

El Sacerdote lo pronuncia nueve veces, las tres primeras invocan a Dios Padre, las siguientes tres, invocan al Hijo y las tres últimas al Espíritu Santo. La oración unida es la exclamación del ser humano deseoso que reivindica su alma suplicando perdón a Dios Nuestro Señor tres veces santo.

En todo ser humano existe una intención que consiste en lo que piensa y se propone hacer, en su interior toma la decisión voluntaria de ir hacia esa intención, que puede ser bueno o malo su deseo, propósito y determinación.

Sabemos en carne propia cómo son nuestras intenciones, cuando son malas el disimulo mueve a la persona a ocultar lo que planea y desde luego evita hábilmente que el o los afectados se den cuenta de su mala intención.

Actuando con engaño y movido por el motivo de su intención, las consecuencias causan daño y complicaciones que se derivan del hecho malo; al ser buena la intención, obvio que son buenos los resultados y la confianza plena en esa persona.

La intención, sea cual sea, ningún ser humano puede descubrirla en el prójimo, porque éste la guarda en lo profundo de la mente y del corazón que no se puede advertir.

De lo anterior nos lleva a comprender que solo Dios Nuestro Señor conoce en lo profundo del alma las buenas y malas intenciones, de las primeras es obrar bien y evitar el mal, esa persona convertirá su buena intención en hábito de vida porque en él está la gracia que por la frecuencia de sacramentos ha obtenido, y en su intimidad con Dios Nuestro Señor es el temor de no ofenderle y sí de servirle es de abonar bienes en el cielo.

De lo anterior el cristiano católico es consciente de esforzarse en conservar la gracia perseverando en el Señor, porque si no está en Él puede perderla, pero fortalecido en ella superará el hostigamiento constante del mundo contra el que obra con buena intención.

Jesucristo Nuestro Señor fue adelantando la institución de los sacramentos en forma prudente pero firme en cada paso; por ejemplo, al alimentar por dos ocasiones a multitudes, la Eucaristía; el bautismo al recibirlo en el río Jordán; la confesión al referir en varias ocasiones el perdonar los pecados, el ayuno de cuarenta días y sus noches, en las Bodas de Caná con su presencia bendijo el matrimonio y desecha el divorcio.

“Y les dijo: “Quien repudia a su mujer y se casa con otra, comete adulterio contra la primera; y si una mujer repudia a su marido y se casa con otro, ella comete adulterio”.

Podemos considerar también los anuncios de la venida del Intercesor que deja entrever la venida del Espíritu Santo, cuando dijo: “Sin embargo, os lo digo en verdad: Os conviene que me vaya; porque, si Yo no me voy, el Intercesor no vendrá a vosotros; mas si me voy, os lo enviaré”.

Otro pasaje que va dando orientación a ir aclarando el momento de dar a conocer la Santísima Trinidad, cuando dijo a Felipe que pedía: “muéstranos al Padre” y le responde: “¿No crees que Yo soy en el Padre, y el Padre en Mí? Las palabras que Yo os digo, no las digo de Mí mismo; sino que el Padre, que mora en Mí, hace Él mismo sus obras”.

En ello comprendemos que el Padre está en el Hijo y el Hijo en el Padre, son una misma esencia. El Espíritu Santo no está mencionado en este momento porque todavía no era propicio a los discípulos conocer de Él.

Pero el punto de la intención es importante analizar de esta manera: Los hijos, los parientes cercanos, los esposos, los novios expresan su sentimiento amoroso, diciéndose entre unos y otros: te amo, te quiero y quien recibe la expresión cree en la intención de momento y disfruta porque es lo que desea escuchar de quien le da este afecto sentimental que considera viene del corazón.

Pero tiene una debilidad: “cree en la intención de momento”, desilusión será si las cosas cambian porque en el amado se posesionó la mala intención o cambió de postura.

Sabemos y estamos ciertos que Dios Nuestro Señor ve claramente en los corazones de todos los seres humanos la intención con que obran porque a Él no se le puede engañar.

Este razonamiento está presente en el cristiano católico cuando se dispone a hacer oración, habrá de acondicionar su alma y corazón a la intimidad con Dios, al hacerlo se santigua e invoca a la Santísima Trinidad con fe.

Así empieza el camino correcto a ser escuchado, no hacerlo es no haber valorado que se dirige a su Creador, a quien le dio la vida y los bienes espirituales y temporales, quien está atento en los actos de su vida.

Por ello la fe en la Santísima Trinidad es el punto inicial de nuestra oración y la expresión solemne de nuestra fe. La palabra Trinidad significa un solo Dios. Cristo Nuestro Señor.

hefelira@yahoo.com

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