Lic. Héctor Ramón Molinar Apodaca.- Los actos de corrupción de diversas autoridades de las tres esferas de gobierno, tanto municipal y estatal como federal, durante décadas han enriquecido a familiares y amigos, sin importar la ideología o partido político al que pertenecen.
De ello nos hemos dado cuenta el pueblo, ante la impunidad, impotencia y complacencia de los gobernantes que hemos tenido y que muchos en el país siguen haciendo caso omiso al presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, quien ya inició el desmoronamiento de arriba para abajo.
Por primera vez caen los peces gordos como Emilio Lozoya en España y ya en México; y en Estados Unidos Genaro García Luna y César Duarte, que desde luego sus aprehensiones se deben a la colaboración de esos países, a petición del Gobierno de México, con la finalidad de destapar la cloaca que derivó de los tratos, contratos, concesiones y privilegios que gozaron durante los tres últimos sexenios de Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto, cuando menos.
Sin duda, detrás de estos corruptos expresidentes existen infinidad de empresas, prestanombres y jefes del crimen organizado, que financian en la actualidad a medios nacionales y expertos extranjeros en política, para desprestigiar al gobierno de la Cuarta Transformación, que encabeza el presidente de México Andrés Manuel López Obrador, que ya evidenció a los que hicieron sobornos multimillonarios para robar el patrimonio nacional, tales como los detenidos junto con otros exdiputados y exsenadores, así como el ex secretario de Hacienda Luis Videgaray y de nueva cuenta sale a relucir Carlos Salinas de Gortari.
Columnistas como Carlos Loret de Mola, Denise Dresser, Leo Zuckermann, Raymundo Riva Palacio, Adela Micha y Joaquín López Dóriga, entre otros, formaban parte del grupo favorecido en la corrupción del pasado, al obtener cantidades por millones de pesos, por hacer el favor al gobierno en turno, mediante sus patrones de los medios televisivos más vistos del país, como Televisa, TV Azteca, Milenio o prensa escrita como Reforma y El Universal.
Hoy en día, al eliminar del presupuesto federal los ingresos que percibían, siguen colaborando con los corruptos de cuello blanco, pues sus análisis son destacables en atacar a López Obrador durante todas sus transmisiones.
Así es como notamos que la corrupción sigue infiltrada fuertemente en los medios y en diversas empresas multimillonarias, pues tratan de desvirtuar el camino emprendido para descubrir los malos manejos en las finanzas públicas, que se hicieron durante décadas, como los huachicoleros que robaban bajo el amparo de Petróleos Mexicanos. Éstos que se dicen periodistas desprestigian a los que con humildad siguen trabajando con honestidad y dignidad; muchos de ellos muertos por hablar con la verdad.
En las denominadas mañaneras, en las que informa el presidente AMLO a toda la nación, se manifiesta haciendo uso de la réplica a la que tiene derecho para desmentir y exhibir a los medios y periodistas famosos que son parte del sistema amarillista y corrupto, cuyo sostenimiento fue a través de dádivas millonarias.
Por eso los medios crecieron económicamente y se encargaron de crear e inventar personalidades falsas, de políticos que pagaron por protección. Además de destacar las malas noticias y no las buenas, pues durante los sexenios anteriores nunca exhibieron a ningún presidente de la república como lo están haciendo en la actualidad. Siguen solidarios con los empresarios que han robado y saqueado al país y con los criminales que lavan dinero.
Incluyo como parte de la propaganda negativa contra el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, a la iglesia católica, cuya religión profeso y puedo entender y ver la magnitud de la corrupción interna en algunos de los altos jerarcas que la manipulan a su antojo como en la época de la Santa Inquisición, como lo hace el ex arzobispo Juan Sandoval Íñiguez, quien goza de un fortuna millonaria y que en sus homilías refiere que “no hay rico que sea honrado”, tratando de ocultar su verdadero rostro ante los fieles creyentes que asistimos a las misas dominicales. Otro millonario que colaboró con la corrupción fue el Arzobispo Norberto Rivera, conocido como “el capellán de la opulencia”.
Es muy lamentable que las instituciones de culto religioso utilicen a sus fieles para demeritar las acciones honestas del actual gobierno de la Cuarta Transformación. Como también lo es, la doble moral de políticos que acuden a comulgar llevando en sus conciencias crímenes, abortos, y relaciones homosexuales. Hasta utilizan la pandemia del Covid-19 para cargarle los muertos al científico Hugo López-Gatell, que sabe más que los que opinan como si fueran expertos.
Abogado@hectormolinar.com