Inicio FRASEARIO ISSSTE: Crónica de un “servicio nefasto y mediocre”

ISSSTE: Crónica de un “servicio nefasto y mediocre”

Aída María Holguín Baeza.- …Y ahí estaba yo, junto con cientos de personas, esperando en la farmacia del ISSSTE a que tocara mi turno para resurtir los medicamentos de mi amá.

Al igual que muchos de los que ahí esperaban, llegué a la Clínica de Medicina Familiar poco después de las 5 a. m. para asegurarme de conseguir una cita médica (hacerlo por internet o por teléfono es casi imposible) en horario matutino y, así, obtener lo más temprano posible las recetas médicas correspondientes (dos medicamentos por receta).

Y es que si uno quiere tener más probabilidades de que no se acaben las medicinas (si es que no están ya en la lista de “medicamentos faltantes”), madrugar es lo que procede porque, como bien lo dice el viejo y conocido refrán, al que madruga Dios lo ayuda.

Total, que por ahí de las 8:45 a. m. salí del consultorio ya con recetas en mano, bajé las escaleras para dirigirme al área donde se ubica la farmacia y, entonces, mientras bajaba, vi mucha gente y, luego, al llegar a la planta baja, vi muchísima más.

Caminé entre la gente para ingresar al área de la farmacia, me abrí paso entre la demás gente que estaba al interior de aquella área, me dirigí hacia donde entregan los turnos, me dieron mi turno y veo que es el número 88, volteo hacia una de las pantallas en las que aparece el turno y la ventanilla para su atención, y observo que iban en el 36 (¿Así será en Dinamarca?, pensé).

En ese momento acepté mi destino: la espera sería larga, desesperante y angustiante, y el temor se apoderó de mí. Temía que se terminara alguna o varias de las medicinas que necesita mi mamá (eso de andar comprándolas no es sostenible).

Resignada ante aquel panorama, salí a esperar en el espacio “acondicionado” para tal fin. Me sentaba, me paraba, caminaba, entraba, salía, escuchaba a las personas platicar (me enteré de mil y una cosas) y el tiempo y los turnos parecían no avanzar.

El caso es que, como ustedes se imaginarán -o ya lo habrán vivido-, estimados lectores, aquello fue un viacrucis (cosa de prácticamente todos los días). Por eso no es de extrañar que, tal como lo expresó -en voz alta, con tono de frustración y enojo- una pareja de adultos cuando por fin salió de aquel lugar, la imagen del ISSSTE sea la de una institución que da un “servicio nefasto y mediocre” (muchos asentimos con la cabeza -o, en pensamiento-).

Y no, no es que todos los servidores públicos, en este caso trabajadores del ISSSTE, sean nefastos y mediocres. Los nefastos y mediocres son quienes, por su incompetencia (entiéndase gobierno de la 4T), han deteriorado casi hasta el colapso la gestión y calidad de los servicios de salud. El ISSSTE está peor que nunca y esa es una realidad.

Antes de concluir, y por si estaban con el pendiente, les cuento que el viacrucis que aquel día me tocó sufrir -junto con cientos de personas- duró casi 6 horas.

A modo de sumario complementario, finalizo parafraseando lo dicho alguna vez (refiriéndose a Estados Unidos) por el periodista y presentador de noticias, Walter Leland Cronkite: El sistema de salud de México no es saludable, ni solidario, ni es un sistema.

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