Cuba.- En comparación con otros países la pandemia del nuevo coronavirus en Cuba fue relativamente controlada: una rápida detección de los casos evitó el colapso del sistema de salud, hubo pocos contagios y baja mortalidad.
Pero tras el brindis de Año Nuevo los cubanos deberán enfrentar la incertidumbre del impacto de una reforma monetaria, cambiaria y salarial con consecuencias tan profundas que ni los expertos se animan a medirlas.
“Fue un año difícil”, dijo a The Associated Press Eder Manuel Tapia, un músico y actor de 32 años de una compañía de zanqueros de La Habana Vieja. “Fue algo inesperado. Íbamos con tremenda dinámica de trabajo, ¡paff. ¡Ya no se puede salir más!”.
Desde marzo, cuando se detectaron los primeros casos de COVID-19, se han confirmado más de 10.000 contagios y unos 200 muertos en la nación caribeña gracias a la detección temprana que incluyó la pesquisa casa por casa por parte de médicos y enfermeros y cierres dramáticos como un toque de queda en La Habana.