Juan Martín Bravo.- Las experiencias de glamping o tree houses se están haciendo cada vez más populares. Esta nueva visión del descanso nos dice que muchas personas de la ciudad están viendo el campo de una manera distinta.
Este es un resultado inesperado de la pandemia, pero creo que nos permitirá aprovechar uno de nuestros bienes más poderosos y a la vez más ignorado: los corregimientos. Son escenarios diversos, repartidos entre valles y montañas, de poderosos paisajes, aire fresco y una proximidad conveniente al casco urbano.
El departamento del Quindío, a pocas horas del Valle, ya está aprovechando su potencial rural. Partiendo del café como símbolo nacional y regional, llamaron la atención de los turistas, pero fue incentivando el mejoramiento de vivienda en zona rural lo que hizo que volvieran y llegaran más. A partir de ahí, la región comenzó a consolidarse como destino.
Concretamente, la ciudad tiene 15 corregimientos que configuran cerca de 78 % del territorio de la ciudad, pero solo son ocupados por un 2 o 3 % de caleños. Siempre ha habido un potencial turístico significativo, pero no muchos proyectos han podido concretarse y esto debe cambiar.
Muchos de los territorios que pertenecen a los corregimientos no permiten construir ni expandir lo hecho, pues comparten tierra con Parques Nacionales Naturales o reservas forestales, lo que veo como una oportunidad mas que como obstáculo.
Si se obtienen autorizaciones del Gobierno Central y las autoridades correspondientes, habría visitantes todo el año. Además, la construcción de eco-hoteles, eco-hostales, glampings y treehouses pueden reflejar en su construcción la búsqueda de la sustentabilidad. Las herramientas para lograrlo también se hacen en Cali: existe un ladrillo hecho 100% con plástico reciclable, que necesita menos energía, menos agua y pesa seis veces menos en comparación con el trabajo por un ladrillo tradicional de arcilla. Los trabajos de mampostería circular tienen grandes ventajas en términos de resistencia a sismos y a vientos y pueden ser aplicados efectivamente a estos materiales.
La región debería hacer de la sustentabilidad su bandera. Los lugares deben estar en capacidad de tratar y usar su agua de mejor manera. Existe un dispositivo llamado biojardinera. Son conductos por donde pasan las aguas grises o enjabonadas y desembocan en un proceso de tratamiento, que emplea plantas y fotosíntesis. Al final esta agua puede ser reusada en casi todas las tareas del hogar.
Imaginen que estas casas cuenten con energía solar, con paneles en todos los techos y con un servicio eléctrico autónomo para la zona. La región estaría a la vanguardia mundial del ecoturismo y desde acá se transformarían las aplicaciones hoteleras sustentables.
Los cambios que debamos hacer, como la creación de rutas de acceso, deben ser hechos de manera sensible. La ciudad debe llegar a la sustentabilidad por coherencia tanto como por esfuerzo. Estoy convencido que después de la pandemia, lo rural será supremamente importante y debemos tener un plan que beneficie a todos.