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Falso complot

Daniel Valles.- Si quien escribe o algún colega periodista, sea hombre o mujer, afirma sobre algún tipo de complot, negocio turbio o situación embarazosa que señale a personas o instituciones sin citar una fuente, puede resultar con una demanda por calumnia o difamación. Sin contar con que tal periodista perderá la credibilidad que tenga.

El periodismo serio se hace de dos formas:

1. Se reportan los sucesos del acontecer, que son las noticias.

2.- Se hace periodismo de investigación, el que genera la noticia al revelar algo que no estaba a la vista de todos.

En ambos casos se demanda que existan el hecho y la fuente, respectivamente. Lanzar una hipótesis sobre el acontecer económico, político, social o de cualquier índole, es sencillo. Lo hace cualquier persona todos los días. Se pueden escuchar en los cafés donde se platica de ello. Probar la hipótesis es ver El Meollo del Asunto.

Probar una hipótesis demanda la presentación de fuentes que confirmen la misma, pero que aporten los datos necesarios para que no quepa duda que lo planteado en ella realmente sucedió como se indica en la hipótesis.

Cuando no se hace, se genera una noticia falsa, un chisme, una calumnia o una “fake news”, como gustan llamarle ahora a la mentira algunas personas.

Muchas de estas noticias llegan a generar mitos, porque contienen parte de una verdad que reportan. Y así se quedan porque no presentan evidencia definitiva apoyada por las fuentes necesarias para ello.

El caso del llamado “Chupacabras” bien podría ser un buen ejemplo de ello. Hay personas que dicen que lo vieron. Se han presentado algunas cabras con mordidas de algún tipo en el cuello y por supuesto, está el cuerpo sin vida de la cabra. Pero hasta ahí. Así, hay muchos casos.

“Nuestro ya no tan querido presidente” presentó el martes en su disertación diaria, un documento que acusa de la existencia de un complot para desestabilizar a su gobierno. BOA, le llamó. (Bloque Opositor Amplio)

El jefe del Ejecutivo federal dijo que “el pueblo” le había hecho llegar un plan para debilitarlo a él y a su gobierno de la 4T. Pero fue todo lo que dijo. No ofreció fuentes, no dio nombres, ni siquiera quién le habría hecho llegar tal documento. Ni siquiera el tradicional “Juan Pueblo”. ¡Nada!

Se limitó a decir que “el pueblo”, una masa amorfa, le había entregado el documento. Algo así como: “¿Quién mató al Comendador? Fuente ovejuna, señor”, frase clásica en la obra del siglo XVII de Lope de Vega, perteneciente al “Siglo de Oro” del teatro español.

Esta táctica engañabobos siempre le ha dado buen resultado a nuestro “ya no tan querido presidente”, autovictimizarse, como un moderno “Pedro Infante”.

La teoría de un complot o “compló”, como lo llamó en la elección del 2006, inclusive antes, siempre la ha manejado. Los motivos que tenga solo él los conocerá. Y bien que le ha funcionado. La teoría del “compló”, no la ha dejado de usar. La gente, el “pueblo bueno y sabio”, como él le nombra a la masa amorfa, le cree.

Y no dudo que siempre haya existido algún tipo de plan para evitar que llegara a donde ahora está, pero de seguro fue muy malo porque no solo no se logró, sino que desde que quisieron desaforarlo cuando gobernó la CDMX, el “compló” lo han hecho mal.

Debo decir que un complot o “compló” así, siempre ha existido. Pero no solamente contra don Andrés. Lo ha habido contra casi todos los candidatos de la oposición en su momento.

En ocasiones han sido los mismos integrantes del partido quienes se organizan para que no llegue a la candidatura cierta persona de su mismo partido. Inclusive, que fracase en la elección, solo que no se hacen las víctimas. En política no se vale llorar o gritar “foul”, que es lo que hace Don Andrés a cada rato.

Están los tristes casos de Colosio, Maquío, Labastida y otros. Ahora mismo se hacen planes para que el año entrante la oposición le intente arrebatar el control del Legislativo al partido o movimiento del que Don Andrés es el dueño. A Morena.

Eso se deduce, se sabe, lo han hecho público los partidos. No es un complot, propiamente dicho. Pero sí es un plan que se fragua en estos momentos. Y no solamente por un partido, sino por todos los que son oposición, más algunas cámaras nacionales.

Entonces, el que diga el presidente que hay un complot o como le quiera llamar, no es novedad. Que hable de él y no ofrezca fuentes es reprobable de toda reprobación. ¿Por qué? Porque ya no es Andrés Manuel. Porque es el presidente Andrés Manuel López Obrador y con su dicho genera violencia, la que no necesitamos.

Ya tenemos suficiente con la que el crimen organizado realiza a diario y para la que nada efectivo hacen él y su gobierno o las diferentes instancias de gobierno en el país.

Y porque por el hecho de ser el presidente, no le debería de dar impunidad para usar y aprovecharse de los medios del Estado para hablar de un complot y no dar pruebas suficientes o las fuentes.

Si fuera esto hecho por un colega periodista, sería demandado por mentiroso, por calumniador y corrupto. Y ese es realmente, El Meollo del Asunto.