Raúl Ruiz.- “La Chingada” mide 13 mil metros cuadrados; es la quinta donde habita el expresidente López Obrador y donde, se supone, está en reposo, escribiendo sus memorias políticas.
Localizada en el sureste mexicano, en una pequeña región precolombina llamada Palenque.
Considerada una finca privada, de imposible acceso porque el personaje ha dispuesto no recibir a nadie durante un tiempo razonable, pues no desea restarle atención pública a la presidentA, Claudia Sheinbaum.
Al parecer, cuenta con pasajes secretos por donde entran silenciosamente algunos empleados de su servicio personal.
Cuenta la leyenda que, por conducto de un mensajero secreto, al que llamaremos El Agente Penumbra, el ex presidente mantiene correspondencia misteriosa con cercanos actores políticos de su gabinete, a los que, supuestamente, por separado, gira instrucciones de Estado. ¡Qué meyo!
A esta enigmática Nomenclatura le llamaremos… Escuadrón Palenque, en el que pudiesen aparecer los siguientes nombres:
Adán Augusto López Hernández, Marcelo Ebrard Casaubón, Gerardo Fernández Noroña, Ricardo Monreal, Mario Delgado, Ariadna Montiel, Luisa María Alcalde, Rosa Icela Rodríguez Velázquez, Zoé Robledo, Rogelio Ramírez De la O y otros más.
Al parecer, la tranquilidad que se respira en “La Chingada” es demasiado fútil, pues bajo los graznidos y cantos de las gallaretas blancas, se percibe una gran tensión, con sabor a adrenalina.
Cada que entra o sale el agente Penumbra de la finca, vibran las candentes y húmedas partículas que flotan entre la bruma del calor tropical.
¿Ahora para quién será la instrucción del Peje, desde el bunker de Palenque? ¿Qué jugada se prepara desde selváticas tierras, ahora que toma posesión Donaldo Trompetas?
Se dice que el agente Penumbra lleva la consigna de sugerirle a la mandataria, Sheinbaum, que tanto Adán Augusto como Ricardo Monreal se puedan ir de embajadores para dejarla trabajar sin presiones.
Aquí el chicotazo le alcanzaría a la bella aspirante a la gubernatura de Shiguagua, Andrea Chávez, que, sin la protección de su padrino, podría no lograr su aspiración. ¡Qué nervios!
No me hagan mucho caso, la historia la escuché en una “tertulia azul”, con amigos panuchos que construyen relatos fantásticos que luego son rumores y cuando crecen se vuelven mitos.
Voy por unas hojas de maíz y algo de manteca, porque me toca llevar tamales el 2 de febrero.