Inicio ADHOCRACIA El Nico, de chofer a la buena vida

El Nico, de chofer a la buena vida

Dr. Arturo Castro.- La vida en riqueza es aquella que se ostenta por muchas razones: el comercio, la Lotería Nacional, la herencia o la corrupción. Nicolás Mollinedo es un inimaginable hombre que dice que de la nada entró a la política porque el presidente de México es su amigo, que lo aprecia y que su aparición en estos momentos viene de una aclaración sobre sus bienes.

Se enriqueció por concesiones y contratos del Distrito Federal, le gusta el buen comer, no oculta su desprecio a todo y a nada, se siente inocente, sin negocios, solo disfrutando sin trabajar una vida tranquila.

Son muchos políticos los que se retiran y nunca vuelven a trabajar. ¿Entonces de qué viven? Fueron inmaculados e impecables contra la corrupción, pero viven sin hacer nada que les deje un recurso actual, viven del pasado en un presente con mucho futuro.

El tal Nico dice en su nueva aparición, organizada tal vez desde el poder público y político, que son mentiras aquellas opiniones de corrupción que se tienen de él, que es porque tiene decenas de hectáreas por donde pasa el Tren Maya, a un kilómetro de alguna estación de tantas y defiende a su amigo López Obrador como un hombre decente.

Manejaba un Tsuru hace tiempo, famoso por ser el vehículo del gobernante del Distrito Federal, mismo que hoy quedó atrás para viajar en camionetas blindadas y aviones del Ejército Mexicano y de la Marina Nacional.

El truco es que no hay truco. Todo está claro. Es un amigo del presidente que vive en un palacio y cuestiona los buenos modos de vida; no paga el gas, la luz, ni el agua, mucho menos las empleadas domésticas que le tienen su jugo mañanero.

Vitorea a Benito Juárez en contra de la demagogia, cuando él duerme tranquilo y come sin pagar despensa, además quiere que los otros ganen menos o lo mismo que él, cuando éstos sí pagan los costos de vida que les corresponde.

Nico hace un teatro verbal, aparece defendiendo a su amigo presidente, del que fue chofer, se siente viejo y no quiere saber nada de la pelotera política de hoy, se la perdió el hombre súper poderoso de este país, semeja una farsa a todas luces, que seguramente tendrá el rechazo popular.

Lo que se hace es distraer a una sociedad hambrienta de chismes, sin agenda, pero con mensajes electoreros. El presidente López Obrador es todo un mesías, es el todo de hoy y lo quiere para siempre.

La soberbia en toda su expresión. Se cree intelectual, no lo es, aunque tenga a su lado a una de ellas, su esposa, que le dice lo que tiene que hacer, que tal vez le ayude a escribir los libros que saca, los publica y los defiende.

La corrupción existe en su gobierno. Véanse los contratos sin licitación, véanse sus veinte reformas a la Constitución Mexicana, solo es una distracción para un pueblo que no sabe qué decir.

El Nico aparece de nuevo, de chofer a hombre retirado con las riquezas que no se parecen a las de su jefe, el que siembra cosecha y él fue un buen jornalero.

El tal Nico es parte de la furia de un esquema gubernamental dedicado a combatir la corrupción. Le tocó la de ganar en aquellos tiempos sin Facebook, sin testimonios digitales. Que disfrute su leyenda de ser quien es.

Se va a descansar como todo un hombre retirado, disfrutando lo ganado a pulso sin los cuestionamientos de hoy que aborda una acusación recurrente de ese pasado corrupto y neoliberalista.