Dr. Fernando Antonio Herrera Martínez.- El Papa Francisco no dejará pasar el vil y cruel asesinato de dos de sus hermanos misioneros. Chihuahua tiene el mayor número de Misiones en México y en los Estados Unidos. Actualmente existen 168 Misiones Coloniales fundadas del siglo XVI al XVIII por sacerdotes jesuitas y franciscanos.
Esa historia llena de contrastes multicolores, de alabanza y crítica, deriva en un respaldo firme ante los indígenas originales y nosotros, los mexicanos, producto de la mezcla multirracial. La incansable labor Jesuita, entre otras, a la que pertenece el Papa Francisco, lamentó el pasado miércoles 22 de junio la cantidad de asesinatos que se registran en México. El Papa Francisco expresó su tristeza, dolor y consternación por los asesinatos de sus hermanos de misión.
Hay tantos asesinatos en México, reiteró y, luego dijo: “Estoy cerca, en afecto y oración, de toda esa comunidad católica mexicana afectada por la situación de inseguridad”. Estas palabras conllevan, de fondo, un punto de quiebre entre la jerarquía católica y el gobierno del presidente López Obrador.
A partir de los hechos en Cerocahui y las expresiones del Papa, todo sacerdote en el país, empezará una labor que nadie se imaginó jamás. Una labor subliminal, indirecta y en algunos casos, con sacerdotes más atrevidos, directa, encaminada a desarticular esa fe ciega en AMLO de muchos humildes que son y serán más fieles a su religión católica que a la condición de las dádivas de López Obrador.
El descaro de la autoridad superior de defender y anunciar que no hay cambios, que va a continuar con su política de abrazos, despierta, al mismo tiempo, una rebelión silenciosa que ya empezó. Y fue el mismo día del cruel sacrificio y profanación de los dos Jesuitas.
En México no hay oposición política organizada, los partidos están desprestigiados y perdidos, pero ahora, de manera espontánea por indignación surge una oposición no política, pero sí, igual o más capaz de cambiar el rumbo de nuestro país.
La Misa de cuerpo presente de Javier Campos y Joaquín Mora, este sábado 25 a las 12 hrs en la parroquia del Sagrado Corazón de Jesús, en Ocampo y 20 de Noviembre, en Chihuahua, todos vestidos con algo blanco, será el inicio formal de una oposición como nunca esperó el presidente. Y será desde los púlpitos de todo el país.
Por cierto, va a ser insuficiente el espacio de esa iglesia y la gente saturará las calles de los alrededores. Será la forma de organizarnos como sociedad. México lo necesita, ya estamos hartos de la inacción y de los abrazos, los mexicanos estamos urgidos de un líder carismático que nos impulse, nadie quería ni podía, ahora ya tenemos: La Iglesia nos unirá y nos organizaremos. Ojalá, aunque puede ser sólo una ilusión mía.
En Chihuahua, nuestra gobernadora debe encabezar el control de daños, acompañada de su gente leal y probada de años, y poner un alto definitivo a las rivalidades, conflictos internos y divisiones que obstruyen, hasta hoy, la marcha armónica de su gobierno. Urge ese manotazo a la mesa, a solo el primer año por llegar, es vital un golpe de timón para que su gobierno retome o tome el ritmo y dinamismo que ella tiene.
Hasta mañana.