Aída María Holguín Baeza.- Al igual que Stewart Udall, no me gusta el término “dinastía”. Desconozco los motivos por los que a Udall no le gustaba, pero a mí no me gusta por el significado que dicho término tiene, según el Diccionario Marrieam Webster.
El Diccionario Marrieam Webster define una “dinastía” como la sucesión de gobernantes de la misma línea de descendencia, o como el grupo o familia poderosa que mantiene su posición durante un tiempo considerable. Es decir, no me gusta el término porque, en ese contexto, implica la transmisión del poder de generación en generación. Situación histórica que, por cierto, prácticamente no ha traído nada bueno a ninguna sociedad.
El tema que ahora nos ocupa viene al caso porque, con lo sucedido el domingo pasado en el Séptimo Congreso Nacional Extraordinario de Morena (quesque para para renovar dirigencia), se gestó el comienzo de la dinastía AML; o sea, de la dinastía de Andrés Manuel López (el “Obrador” ya sale sobrando).
Y es que, con la elección de Andrés Manuel López Beltrán como Secretario de Organización de Morena, no queda ninguna duda de que se trata de un paso significativo en la consolidación de la dinastía política que AML padre quiere perpetuar en México a través de su hijo “Andy”.
“Él quiere ayudar a consolidar Morena, no voy yo a influir en nada, pero él sí quiere participar en Morena y quiere apostar a ser electo, o sea, no impuesto, y yo no tengo nada que ver con eso, porque además yo ya me retiro”, dijo AML padre en una de sus “mañaneras”.
El detalle es que, al ser hijo de Andrés Manuel López Obrador, el nombramiento (elección, le dicen ellos) de Andrés Manuel López Beltrán no solo refleja la influencia de AML padre en el partido, sino también la continuidad de su legado político; o sea, de perpetuarse en el poder a través AML hijo.
Tan es así que, en un mensaje ante miles de congresistas de Morena, Andrés Manuel López Beltrán dijo que continuará con el ejemplo de su padre, Andrés Manuel López Obrador. “Nuestro trabajo, al frente de esta secretaría, será mantener ese legado, esa línea”, amenazó AML hijo.
Total que, con la designación de AMLB en una posición sumamente clave dentro de Morena, AMLO busca mantener el control y la dirección del movimiento, naciendo así una dinastía que podría perpetuar el enfoque político y las estrategias de Obrador, asegurando que su visión y políticas continúen en el futuro.
En resumen, la elección de Andrés Manuel López Beltrán no solo refleja la dinámica interna en Morena y, por ende, el poder y control que tiene –y seguirá teniendo– en ella Andrés Manuel López Obrador, sino también el surgimiento del régimen dinástico AML que podría influir en la política mexicana por generaciones.
…Bien lo dijo Thomas Carlyle: La historia de las dinastías es la historia de las ambiciones humanas.
A modo de complemento, concluyo citando lo dicho alguna vez por el político indio y actual primer ministro de la India, Narendra Modi: En una democracia, la política dinástica es errónea. Necesitamos liberar al Estado y a la nación de ella.
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